martes, 12 de febrero de 2013

ASI NO VAMOS!


Después de una discusión y amenazarla de muerte, la policía ha tenido que vigilar la casa de una mujer joven en Lo Campano, Cartagena (España) a fin de evitar que su pareja cumpliera con su amenaza.
            Tres hijas en común tiene esta pareja que vive en una de las barriadas más conflictivas de la ciudad. Toxicómano declarado y acusado de varios delitos por tenencia y venta de drogas y armas, ya había sido condenado por un homicidio cometido en 2002 cuando apenas contaba con 21 años de edad.
            La mujer que presentaba heridas provocadas por arma blanca, estaba asustada. Sabía que las amenazas de su pareja se iban a cumplir, que su vida corría inminente peligro. Por ello ha tenido junto a su casa a varios miembros de la Policía Nacional durante los quince días que han tardado en encontrar a su agresor.
            Por sentencia 1938 del la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Murcia de 2004, este individuo fue condenado por acuchillar con resultado de muerte a un joven de su localidad a causa de una discusión por drogas.
            La pregunta que me hago es la misma que todo el mundo: ¿por qué estaba en la calle? ¿Tan poco vale la vida de un hombre que a los pocos años su asesino está de nuevo gozando de libertad?.
            Este maltrato era sabido puesto que es hecho corriente en su círculo. La violencia que genera la droga es altamente conocida pero no por ello menos alarmante. Lo cuestionable es que ha quedado en un segundo plano el intento de asesinato que pretendía este tal Carmelo C.G. contra su esposa; siendo superado por el hecho de que hayan detenido a un narcotraficante y además vendedor de armas de fogeo que él mismo transformaba en armas de fuego.
            ¡Cuántos interrogantes! ¡Cuánta dejadez! La historia violenta de este señor me da igual, lo que vendiese tenía un delito que no cumplía, el asesinato cometido años atrás había quedado reflejado en unos papeles vaya usted a saber dónde y él en la calle, profiriendo unas amenazas que iba a cumplir. Hubiese sido otra víctima más de la violencia de género, un número más que sumar a las estadísticas. No hay derecho que un individuo de tal caladura está deambulando a sus anchas cuando lleva a sus espaldas delitos tan espeluznantes.
            Apelo a la justicia, apelo a quienes legislan para que las penas se cumplan en su totalidad. Todos así viviremos en paz y evitaremos la reincidencia y más mujeres asesinadas.

lunes, 11 de febrero de 2013

Mutilación genital femenina


            La mutilación genital femenina es una barbarie que se sigue aplicando en muchos países de nuestro entorno e, incluso, en los desarrollados a través de prácticas que los propios extranjeros introducen como una costumbre más de su cultura. Eso si, de forma clandestina porque no está permitido en ningún país occidental su aplicación.
            Utilizada para controlar la sexualidad femenina, esta práctica incluye la extirpación total o parcial de los genitales externos. La práctica más extremista se denomina infibulación donde se sutura la apertura de la vagina hasta el límite mínimo permitido para dejar salir la orina y el sangrado menstrual.
            Su origen no está claro. Se habla del Antiguo Egipto y del Africa Subsahariana e incluso de la antigua Roma en donde las esclavas llevaban fíbulas o broches sujetos a los labios vaginales para evitar embarazos.
            Realmente en el Antiguo Egipto no se ha encontrado evidencia alguna en momias ni figura reflejada esta práctica en ningún documento o incluso en obras de arte de la época. La primera mención que se hace data del año 25 antes de Cristo, siendo probable que lo hubiesen exportado los habitantes del Africa Subsahariana.
            Un papiro griego fechado en el año 163 a.C. menciona la operación que se les practicaba a las niñas en Memphis, Egipto, a la edad en la que recibían su dote, lo que respaldaría la idea de que la mutilación genital femenina nace como una forma de iniciación para las mujeres jóvenes.
            Lo cierto es que las antiguas civilizaciones veían como una deformidad y una vergüenza que el clítoris fuese demasiado grande por el roce continuo contra las ropas, lo que estimulaba el apetito sexual. Por ello los egipcios consideraban necesario extirparlo antes de que se hiciese demasiado grande..
            Ya en el siglo XIX en Inglaterra y Estados Unidos se practicaba la clitoridectomía para tratar síntomas psicológicos como la masturbación y la ninfomanía. Se creía que la depresión y la neurastenia se originaban por la inflamación genital.
            Actualmente se ha reconocido que la mutilación genital femenina es una violación a los derechos humanos de las mujeres y las niñas.
            Suecia fue el primer país de Occidente en prohibir la mutilación genital femenina, seguida de Reino Unido en 1985 y de Estados Unidos en 1997. En ese mismo año UNICEF y la OMS lanzaron una pronunciación conjunta contra esta práctica, considerándola un crimen.
            El Islam, religión que se practica en la mayoría de países que la secundan, ha empezado a distanciarse de una acción que no tiene nada que ver con su religión, según manifestó el secretario general Ihsanoglu en la IV Conferencia de la Organización Intergubernamental sobre el rol de la mujer en los países en desarrollo.
            Hoy en día, se estima que tres millones de niñas son sometidas por la fuerza a este procedimiento de mutilación en 28 países africanos y en otros como Yemen, Iraq, Malasia, Indonesia y en algunas comunidades de Sudamérica.
            Se ha proclamado el día 6 de febrero como “Día Internacional de la Tolerancia Cero Contra la Mutilación Genital Femenina”.
            Un camino largo por recorrer teniendo en cuenta la reciente reacción de los países para abolir esta práctica aberrante, pero que seguiremos luchando contra ella a fin de erradicarla, como tantos otros males que afectan a las mujeres de nuestro siglo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Con un par de pantalones


El 29 de septiembre de 2010 ya apareció en la prensa internacional que las mujeres podían llevar pantalones en Francia sin cometer delito. Ayer se ratificó la derogación de esta Ley ancestral, que data de 1800 y donde se prohibía encarecidamente a la mujer utilizar el atuendo masculino.
Para usarlo tenían que pedir un permiso administrativo, un certificado de salud y solicitar la rúbrica de un funcionario.
La anécdota protagonizada por la ex ministra de Justicia francesa, Michele Alliot-Marie a quien se le negó la entrada en el Parlamento en 1972 por acudir con pantalones y contestarle al oficial de seguridad que “si es mi pantalón lo que os molesta, me lo quito ahora mismo”, haciendo que el pudor ajeno que pudo sentir el funcionario la dejase pasar a la sala, comenzó a calar para la derogación de la estricta medida
El pantalón siempre ha sido un símbolo de poder, de irreverencia sino lo usaba un hombre y, precisamente en el país galo fue donde, primero George Sand que se atrevió a pisar la calle casi a diario vestida con él; y luego el modista Yves Saint Laurent en 1966, quien lanzó el esmoquin femenino, siendo acogido con gran éxito entre su público, hicieron que se transformara en costumbre el que una mujer vistiese con pantalón.
El uso de esta prenda siempre ha tenido graves conflictos. Por ejemplo, en Sicilia (Italia) hay zonas donde está terminantemente prohibido el uso del pantalón por parte de la mujer, pues interfiere en su femineidad, siendo comparable con las iglesias pentecostales que, aún hoy, consideran un agravio que la mujer quiera vestir como un hombre y viceversa, puesto que, según ellos, ello puede conferir una actitud de vida homosexual, nada recomendable para sus sociedades. Quizás se deba a la interpretación que se puede hacer de la Biblia en el Deuteronomio 22:5 “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer, porque abominaría a Jehová, tu Dios”. Pero no olvidemos que en aquella época los pantalones no existían.
El final de los sesenta marcó una época donde la revolución hippie, la guerra de Vietnam, la entrada de la mujer a la universidad, la lucha contra el racismo y tantos otros movimientos, solicitaban un cambio en el vestuario, sobre todo femenino y alli estaba para representarlo el pantalón vaquero.
Atrás quedó la época en la cual la mujer tuvo que vestir de pantalón obligatoriamente durante las dos Guerras Mundiales, para acudir a las fábricas y ocupar el puesto del marido; pero bien es cierto que al terminar el conflicto bélico, ésta volvió al hogar y adoptó una vestimenta extremadamente femenina, retornando a una época controlada por el machismo.
El pasado 3 de julio, Loubna Ahmed fue detenida en Sudán, junto con otras mujeres, por llevar pantalones, hecho castigado en el Código Penal de ese país con 40 latigazos en público y una multa de 73€.
            Loubna es periodista y trabaja en Naciones Unidas, pudiendo alegar por su cargo, inmunidad, pero no ha querido y ha presentado alegación al castigo, eso si, dimitiendo antes de su cargo y teniendo el apoyo de Francia y de varias organizaciones defensoras de los Derechos Humanos. No lo ha conseguido. Ha sido declarada culpable y tendrá que abonar 145€ para librarse de los latigazos, pero no ha podido con el artículo 152 del Código Penal sudanés y así liberar a la mujer del fanatismo religioso y machista que impera en dicho estado.

lunes, 4 de febrero de 2013

CLARA

Han sido muchos los testimonios que he recogido para escribir el libro ¡Zorra!, pero hay uno entre todos que, quizás por su cercanía, me llamó mucho la atención. Me refiero a esa vecina, esa amiga que tras una simple conversación, descubres que es un claro ejemplo de que está sufriendo un maltrato inconsciente. Por eso incluí su relato dentro de las dieciocho historias que componen el libro. Aquí os dejo el extracto que publiqué para que vosotros mismos juzguéis y os deis cuenta de lo cercano que está el tema entre quienes nos rodean y queremos.


CLARA

Clara es esa amiga de toda la vida con la que tienes una confianza limitada pero puedes contar con ella para lo que quieras. La típica chica que se casó porque llegaba la edad, enamorada, eso sí, pero que tenía el destino claro. Su meta era casarse y tener hijos. No por una convicción religiosa, que dudo la tuviese, pero sí por poner en práctica lo que en su casa le habían inculcado y, ante todo, buscando su propia comodidad.

Quedé con ella un sábado por la mañana cerca de nuestras respectivas casas,  para hablarle de este proyecto y no me costó nada convencerla de que me hablase de su punto de vista al respecto. Tan sólo quería una opinión amable de tertulia de café. Sin embargo, lo que no me esperaba fue lo que ocurrió. Es una de esas cuestiones que se recogen porque la grabadora está encendida, y lo que pudo quedar en una anécdota sin importancia, me pareció que podría ser digno de reseñar. Todo comenzó con sus palabras.


He leído un libro sobre los talibanes que me ha impresionado mucho. Fíjate como tratan a las mujeres, se piensan que son sus esclavas, que no tienen sentimientos. ¡Ostras, si hasta los perros tienen más corazón que ellos! Decía el libro que una mujer puede ser asesinada porque el aire levante su burka y deje ver unos centímetros de sus pies ¡Qué disparate! Por enseñar un tobillo te pueden quitar de este mundo. Eso es  intolerable. También leí que si sale sola a la calle puede ser apedreada hasta la muerte después de que la hayan violado. Así tan fácil. No pueden estudiar, no pueden conducir, no pueden hablar en público…Creo que lo peor de este mundo no es nacer ciega, ni coja; lo peor es nacer en el seno de los talibanes. Parece mentira que vivamos en el mismo mundo y en el mismo siglo. Estas cosas me irritan, me sacan de mis casillas y hasta me hacen llorar, y por eso, cada vez que veo una manifestación contra esas barbaridades, me apunto y si alguna ONG solicita ayuda siempre doy algo. ¿Qué más puedo hacer? Me da pena y rabia y me siento muy impotente al no poder hacer nada más, no tengo poder para cambiar las costumbres pero creo que esto no puede seguir así. Pobres mujeres. ¿Y es qué nadie puede hacer nada?
(Mientras hablábamos, le sonó el móvil y la grabadora recogió  algunas de las respuestas de Clara a la extraña conversación que mantuvo con su marido)
….
-¡Hola, cariño! Si ya iba para casa, es que había mucha gente en el supermercado y … no, no me he entretenido hablando con nadie, (me guiñó un ojo), te repito que todo el mundo estaba hoy en la calle....Sí, sí, enseguida estoy allí....Claro, claro que te compré tabaco....solo un paquete, no me quedaba más dinero...¡tranquilo, que ya lo he previsto, sí…! Tú hoy fumas y mañana también, pero hijo con el poco dinero que me dejaste no podía hacer más...Por favor, cálmate, sé que me das lo que debo gastarme y te juro que no me he comprado ningún capricho....¿Para comer?....No sé, ¿qué te apetece?...Claro, claro, paella, como a ti te gusta,....Sí fui al supermercado y...¿qué?...te digo que no me queda dinero...te compré el tabaco y....¡No grites, por favor! Sí, claro que he venido paseando ¿Qué? A las dos y cuarto tienes la paella preparada...Un beso, mi vida, adiós
Yo creo que para un poco de verdura me quedará. Bueno daré la vuelta y lo haré rápido, no quiero que mi marido se enfade ¡Voy a ir cargadísima pero le haré la comida que más le gusta!...Es un encanto de hombre....

Me quedé paralizada. Tanto fue así que me lo debió notar en la cara, pero ni ella dijo nada ni a mí se me ocurrió mencionar lo más mínimo sobre lo que acababa de escuchar, fuimos políticamente correctas. Sólo la miré y ella, como si no hubiera pasado nada, retomó el hilo de la narración anterior a la llamada telefónica.
Pobres mujeres las de Afganistán, qué barbaridad...qué trato más denigrante...Menos mal que tanto tú como yo vivimos en un mundo totalmente diferente. Imagínate que te traten así…¡Por Dios!
Si quieres te dejo el libro y lo lees, sacarás mucho para tu tema.
¿Oye, tú crees que se puede tener en acogimiento a alguna mujer talibana?

jueves, 31 de enero de 2013

POLICIA MALTRATADOR


Cuando una mujer es víctima de violencia de género, roza los límites de sentirse un felpudo al que se puede calumniar, pisotear, apartar y relegar a un rincón de lo que supuestamente es un hogar. Incluso después de terminada una relación, cuando crees que has superado el miedo o estas en proceso de iniciar la batalla que lo vencerá, reaparece en tu vida el esperpento del mal y vuelves a caer en el pozo más profundo de la indefensión, dejando tu valía y tu autoestima poco más que de suela de zapato.
            Por eso, cuando una mujer está sufriendo de esta manera, con los cientos de casos que conozco y que, aún a fecha de hoy me sobresaltan algunos por la forma de vida que están llevando víctimas de esta lacra, no puedo por menos que pensar cómo se sentían aquellas mujeres en el País Vasco cuando iban a denunciar y les atendía el agente encargado del tema de la violencia de género en la comisaría del Bilbao.
            La noticia ha salido ahora, pero los hechos se remontan al 2004. Cuatro años después salió el primer indicio a la palestra a través de la denuncia de una valiente que relató a un compañero del acusado lo que le había ocurrido al ir a denunciar su caso ante la policía.
            Acusó al ertzaina de hacerle insinuaciones sexuales mientras ésta relataba los abusos que había sufrido. ¿Alguien puede ser tan cerdo como para hacer preguntas elevadas de tono cuando una mujer está relatando el calvario vivido? A partir de esta denuncia, otra valiente también le acusó de hacerle propuestas directa y explícitamente sexuales, y luego de sumarse otras muchas cuando el caso se destapó, se atrevieron a acusarlo de trato inapropiado.
            El problema es que las víctimas no han querido denunciar formalmente, pero no ha sido necesario, puesto que la cantidad de testimonios vertidos han hecho que se expulsara del cuerpo a este inhumano miembro del cuerpo policial vasco, sobre todo después de haber sido apartado de empleo y sueldo en 2010, pero esta sanción fue anulada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco por un “defecto en el procedimiento”.
            Imaginar la escena, lo que sufrieron estas víctimas al relatar su maltrato ante alguien a quien solo le importaba la mujer como objeto, ante otro maltratador que, supuestamente, tenía que ayudarles, animarlas, dar el primer paso de acercamiento a la justicia para que esas mujeres se sintieran con fuerzas para salir adelante, y encontrarse de pronto con una fotocopia de lo que querían dejar atrás. Mucho ha tardado la justicia en dar el paso, pero al final se ha podido conseguir y este innombrable ya no podrá volver jamás a estar detrás de un mostrador de policía, aunque, eso si, pregonad su nombre porque esta persona es un maltratador con todas las letras.

miércoles, 30 de enero de 2013

ADULTERIO



El adulterio es la relación que una persona casada mantiene con otra diferente a su cónyuge. Reprobado hasta hace poco para todo el mundo, especialmente para las mujeres, sólo se perdona en el arco mediterráneo al cometido por los jóvenes.
Siempre se ha oído hablar de la bravura del hombre que puede atender a varias mujeres sexualmente y se ha denostado a aquella mujer que hace lo mismo con varios hombres, relegándola al escalafón más bajo de la moralidad femenina y siendo objeto de burlas y chantajes, mientras que al hombre se le animaba a proseguir con su empresa,.
Aunque haya pasado el tiempo y la sociedad haya avanzado, aún hoy en petit comité, se sigue catalogando con menor gravedad al adulterio cometido por el hombre y denostando a la mujer, debido a la conciencia machista que aún se tiene por muy avanzado que sea el país.
No hace tanto que el adulterio estaba castigado con multas y cárcel hasta la segunda mitad del siglo XX. Un país en la mente de todos tan adelantado como Suiza lo despenalizó en 1989 y Austria lo abolió en 1997. Italia lo hizo en 1968 y Francia en 1975. En España se abolió en 1978, cuando la democracia afloraba en nuestro país.
Más grave ha sido la anulación de este delito en países islámicos; de hecho en Turquía se abolió en 1996 pero el gobierno de Erdogan intentó introducirlo de nuevo, eso sí, de igual forma para hombres que para mujeres. Gracias a la intromisión de la Unión Europea y a las protestas de la oposición no consiguió reaprobarse este delito.
Pero en otros países como Marruecos o Argelia, aún existe cárcel para castigar el adulterio de cualquier cónyuge si el otro lo denuncia, pero si retira la denuncia, el caso se archiva. Una señal de perdón o de falta de pruebas. En Túnez la pena máxima por el delito de adulterio es de cinco años.
Se dice en todos los casos que el delito por adulterio es para cualquiera de los cónyuges que lo practicara, pero en la realidad no es así. De hecho en Siria, por ejemplo, las pruebas que tiene que aportar una mujer para condenar a su marido a una pena máxima de dos años que impone el código penal de este país, es muy superior a la que debería aportar el marido.
La ley coránica o charia impone un castigo por adulterio al considerarlo delito contra la moral pública y se pueden aplicar penas de prisión de hasta cinco años (en Libia, por ejemplo) que pueden cambiarse por 100 latigazos.
Bahrein, Qatar, Kuwait, Emiratos Arabes, Mauritania, son países donde es férreo el castigo por adulterio ya sea practicado por solteros o casados.
Incluso se llega a pedir la pena de muerte por adulterio en países como Arabia Saudí, Irán y Sudán; lugares donde las ongs intentan cambiar las leyes o, a lo sumo y hasta donde se les permite, salvar vidas de mujeres sobre todo, con nombres y apellidos. Lo que ocurre es que al ser lugares donde las mujeres suelen ser analfabetas y no estar bien asesoradas en el supuesto juicio instruído que se les hace, no llegan a saber defenderse y pasan por alto la mención que hace el Corán del tema, al exigir que haya al menos, cuatro testigos oculares que corroboren los hechos.

lunes, 28 de enero de 2013

Bienvenidos!

Hoy comienzo una nueva tarea. La informática nos ha traído el poder escribir un diario para compartirlo. Lo íntimo, lo escondido, lo prohibido ha quedado atrás. A partir de hoy podremos estar en contacto directo y ser un poco más libres en cuanto a lo que pensamos, queremos, ansiamos...En todo aquello que el tiempo y el espacio nos deja ser mejor personas y compartirlo con los demás para así crecer juntos.
El título de este blog se lo debo al cuento donde creo que se refugian miles de mujeres para soñar con una esclava que se convierte en princesa y luego todo se derrumba porque la carroza se reconvierte en lo que fue, una mísera calabaza.
Mi deseo es que a través de estas entradas periódicas, aquellas mujeres que se encuentren solas, desamparadas porque el cuento no se realizó y que, aún hoy, desconocen la realidad en la que viven, puedan compartir conmigo y con el resto de la gente lo que piensan, lo que les gustaría llegar a ser, lo que dejaron en el camino. Porque de las experiencias vividas aprendemos todos.
No es una página solo para mujeres. Miles de hombres nos apoyan en la ardua tarea de vencer la lacra social que supone la violencia de género y a ellos me quiero unir para que las féminas no crean que están solas en la batalla.
Empecemos, pues, el camino donde se nos permita levantar la cabeza y gritar que somos personas con una dignidad que nadie tiene el derecho a pisotear.

Julia Romero