viernes, 30 de enero de 2015

¿DONDE ESTA MI JUSTICIA?

Esta mañana oía llorar por radio a Inmaculada, una madre que ha perdido la custodia de sus hijas a favor del padre, a quien la fiscalía pide casi seis años de prisión por violencia de género. Para ella el juez pide una condena de cuatro meses por haberle arañado durante la última agresión, a pesar de haber ingresado en el hospital en estado grave, tras haber sido agredida por su ex marido y un amigo de éste.
Inmaculada lloraba en directo, asegurando que se arrepentía de haber denunciado, puesto que su ex pareja, ante cada denuncia de ella, él presentaba otra, alegando un síndrome de alienación parental, es decir, que ella manipulaba a sus hijas en contra de su padre. Y ahora le quitan la custodia de dos niñas de cinco y nueve años.
Sin una sentencia en firme ni régimen de visitas o vacaciones, el padre recogió a las niñas del colegio el día 22 de diciembre, sin comunicárselo, y se las devuelve el día 30. Por ello, Inmaculada ha interpuesto siete denuncias, sin contestación alguna.
Se espera que el próximo 27 de febrero, día del juicio en la Audiencia Provincial de Alicante a donde se ha recurrido la sentencia,  el juez decida qué hacer con una niñas que se han convertido en moneda de cambio para una pareja que está separada y donde hay un maltratador que es capaz de hacer que su mujer ingrese con heridas graves en un hospital tras una paliza. Ni siquiera es presunto para mi.
Mientras, el gobierno emite un borrador para que las asociaciones de mujeres valoren, sobre la posibilidad de que un padre acusado en firme por un tribunal, pueda tener un régimen de visitas con sus hijos.
¿Nadie se acuerda de Andrea, quien murió a manos de su padre en una visita permitida por la Justicia, a pesar de su condena por malos tratos, ni de las dos niñas asturianas que también fallecieron a manos de su padre? ¿No tiene memoria el Gobierno para recordar que la ONU dió un tirón de orejas a España por haber omitido la ayuda a víctimas de violencia de género?
Si aceptamos que un maltratador pueda ver a sus hijos, estamos, por un lado, a un paso de que la custodia sea compartida en el momento en que éste cumpla su condena; y por otro, a que puedan darse casos como los tan criticados por la ONU.
¿Para qué va a denunciar una mujer si luego se encuentra con estas sentencias tan horribles, y con el amparo al maltratador?
Entiendo a las mujeres, desamparadas por una justicia que parece proteger más al maltratador que a la víctima. Y me duele tener que decirlo, porque creía, sinceramente, que España estaba adelantada en este aspecto, pero compruebo que, entre los recortes sufridos para las ayudas sociales y las propuestas de un gobierno acérrimo a la defensa de quien maltrata, las mujeres se sientan totalmente desamparadas.
Aún así, el Ministro de Justicia, Rafael Catalá, se cubre las espaldas argumentando que esta propuesta es solo un borrador, que no significa que se vaya a realizar.
El solo hecho de pensarlo siquiera, debería ser un delito. Si un hombre tiene una sentencia en firme por maltrato, un castigo adicional debería ser el no tener contacto con sus hijos. Comprobar lo que duele, si es que siente algo por ellos, al no poder disfrutarlos. Pero según el punto en que nos encontramos, ser maltratador tiene más ventajas que beneficios.
¡Por  Dios! Poned al frente de los altos estandartes de la violencia de género, a mujeres que han sufrido el maltrato, o a familiares de las asesinadas por sus parejas o ex parejas; así se podrá organizar todo esto de otra forma. Pero no dejemos que el tema sirva exclusivamente para contentar a unos, a costa de la vida de las otras.

lunes, 26 de enero de 2015

ORIHUELA Y SUS CUSTODIAS

"En Orihuela, su pueblo y el mio...", así empezaba el famoso poema de Miguel Hernández cargado de tristeza, pero hoy me refiero a ese municipio con el semblante serio al ver como una niña de 3 años es tratada como un juguete por decisiones judiciales que, a veces, se desentienden de la realidad y aplican la ley como una mera maza castigadora.
Me refiero a una pequeña que perdió a su madre el pasado verano, a manos de su padre, quien se encuentra en prisión desde ese momento. La niña fue recogida a la salida del colegio por los asistentes sociales de dicho municipio y la trasladaron, tras una sentencia judicial, a los brazos de su madrina y hermana del asesino.
Allí ha estado la niña cuidada con puntilloso mimo, y tratando de hacerle el entorno agradable a fin de que no percibiera la ausencia de su madre, por quien suele preguntar. Los psicólogos ya dirán cómo contarle la verdad cuando su mente sea capaz de asimilar el horrible suceso ocurrido en su casa mientras ella no estaba.
La abuela materna emprendió una lucha desde ese momento, reclamando la custodia de la menor, alegando que ya tenía bajo su custodia, a otra nieta de quince años, y que, además, recibía constantemente la visita de otro nieto, hermano de madre de la niña, y quien no tenía contacto con su hermana.
Alegaciones, luchas, apariciones televisivas, declaraciones en prensa, han hecho que otro juzgado desestime los estudios realizados para la custodia a la tia de la menor, y han devuelto en un halo mediático, la potestad momentánea a la abuela, mientras se espera la resolución definitiva.
Y cuando esa decisión judicial se pronuncie, ¿volverá la niña a cambiar de entorno? ¿se quedará con una abuela que tiene, respecto a ella, un vacío generacional importante? ¿volverá a los Servicios Sociales?. Es un ser indefenso al que se está tratando como un peluche yendo de aquí para allá, por las decisiones del Ministerio Fiscal.
Me llama mucho la atención el movimiento social que ha propulsado la familia materna de la niña, con la abuela a la cabeza, reclamando la custodia de la niña para solventar la ausencia de su hija. Alega que ha mantenido a otra nieta de 15 años y que tiene trabajo fijo limpiando un bar y escaleras de la zona.
Por otra parte, la madrina de la pequeña, no ha aparecido en ningún medio de comunicación, simplemente se ha dedicado a cuidar de su sobrina y a cumplir, a su pesar en esta última ocasión, con los designios de la jueza. Pero su pueblo si, sus vecinos si han salido a la calle a manifestarse, porque creen ridícula esta sentencia, dando la niña a su abuela. Yo no vivo en el entorno, pero cuando un pueblo se manifiesta por una causa, algo de razón habrá. Quizás habría que preguntarle a ellos y no, como ha hecho el Ministerio Fiscal, al asesino, sobre si creía conveniente o no que su hija se marchase a vivir con su abuela. Eso ya me parece repugnante. Por muy padre que sea, es un asesino.
Veremos en qué términos acaba la historia, pero lo cierto es que, una niña de tres años está siendo manipulada, cambiando de domicilio y de entorno social y, a la vez, siendo un ingreso adiccional a quien la tenga consigo. Espero que el hecho de transformarse en una fuente de ingresos, no afecte a su calidad de vida, ni al interés creado.
Si así fuera, y hubiese interés por alguna parte sería muy fácil de demostrar. Simplemente habría que exigir a la abuela, en este caso, que abonase los gastos ocasionados por la niña durante el tiempo que ha permanecido con su madrina.
Es un tema que me resulta espinoso. Tendré que esperar, ver qué ocurre; aunque lo principal es la menor, y creo que no se está tratando bien el tema, sobre todo, por parte de la Justicia.