viernes, 29 de noviembre de 2013

VIOLENCIA Y UNIVERSIDAD


            Acaba de hacerse público el resultado de un estudio sobre violencia de género ejercida en el ámbito universitario español. Cierto es que la participación ha sido muy efectiva al haber entrado en dicho estudio un total de 12 universidades de nuestro país (diez públicas y dos privadas) y con un recuento total de casi 4.000 estudiantes que han dado su aportación a este grave problema social que tanto nos acucia.
            Según los datos desprendidos, un 14’3% de las chicas universitarias de nuestro país, admiten que han vivido situaciones de maltrato en su relación de pareja, aunque las justifican a la vez que rechazan que se produzcan.
            En cuanto a los chicos, uno de cada diez estudiantes masculinos reconoce haber ejercido o intentado ejercer algún tipo de maltrato sobre sus parejas y en el 4,3 por ciento de los casos llegaron incluso a golpearlas.
El 10 por ciento de las estudiantes perdonaría a su pareja si sufriese violencia de género,
La mayoría de los estudiantes no cree que en la universidad haya prácticas ni situaciones machistas, aunque dos de cada diez jóvenes se muestra de acuerdo con ideas como que el hombre más agresivo es más atractivo.
Las universitarias que reconocen haber sufrido situaciones de maltrato "a menudo" o "muchas veces" relatan que sufrieron mayoritariamente aislamiento, control abusivo y agresiones verbales.
De las que declaran haber padecido "abuso múltiple", el informe destaca que el 11,7 por ciento de las víctimas se ha sentido obligada a practicar conductas de tipo sexual en las que no quería participar y el 10 por ciento declara que se han difundido mensajes, insultos o imágenes suyas por internet o por el teléfono móvil sin su consentimiento.
Otra de las conclusiones reflejadas en la investigación es que los mensajes de dominio y violencia que se han escuchado a adultos de referencia y el hecho de relacionarse en un entorno universitario percibido como machista incrementan el riesgo de maltrato entre los hombres y también, aunque en menor medida, el riesgo de victimización entre las mujeres.
Respecto a la respuesta que dieron las mujeres maltratadas: rompieron su relación, el 96,9 por ciento; recurrieron a amigas, el 83,6 %; pidieron ayuda profesional, el 77,8 por ciento, y recurrieron a su madre, el 77,4%.
Pero también otras víctimas decidieron olvidarse "para ver si no repite" (7,2% de los casos) y pedirle que no lo repitiera, dándole una oportunidad, el 10 %.
Los universitarios españoles consideran en un 95% de mujeres y un 94% de hombres, que el apoyo psicológico es lo más importante, seguido por el apoyo jurídico, (88% y 91%, respectivamente) y el alojamiento protegido (el 88% de mujeres y el 87% de hombres).
            En vista a este informe son muchas las cuestiones que se pueden plantear, pero lo que nunca me ha gustado de estos estudios son que buscan respuestas a preguntas preparadas, sin dejar un espacio abierto donde especificar las acciones que los estudiantes, en este caso, puedan dar opiniones sobre qué soluciones serían prácticas según ellos.
            Los estudios dan una muestra global, pero el hecho de que en un porcentaje, un 99% esté de acuerdo en algo, significa que ese 1% restante puede ser aquel que cometa el delito, el que siga pensando que la mujer es un objeto a su antojo y, en definitiva, el problema real que hay que perseguir para ponerle solución.
            ¿Qué hacemos con esos datos? Demuestran que, por una parte, conocen el problema, están sensibilizados, que saben qué hacer, detectan el problema, pero una cifra considerable no actúa como es debido.

            Espero ansiosa la segunda parte de algún estudio de este tipo en el que se pongan soluciones, se ataje, se comprometa la persona encuestada a divulgar, concienciar y plantarse ante este grave problema como es el maltrato a las mujeres.

jueves, 28 de noviembre de 2013

HABÍA UNA VEZ....

     Hay mucha gente implicada en erradicar la violencia contra la mujer. El otro día recibía por correo esta preciosa historia que, lejos de pensar que es surrealista, debemos proponerla como meta. Me gusta mucho esta idea de convivencia y, con permiso de su autor, os la dejo para que la leáis. 
     Es un ejemplo de que los hombres también quieren acabar con el maltrato, algunos más que nosotras mismas, y creo que por vergüenza propia de ver lo que su género es capaz de hacer.


Había una vez un país donde todos éramos iguales, donde mujeres y hombres convivían en igualdad de condiciones, donde se compartían por igual derechos y obligaciones, donde al nacer el sexo no condicionaba tu vida. Podías ser lo que quisieras, podías elegir a qué jugar, incluso podías realizar tus sueños, inquietudes o vocaciones sin que nadie cuestionase si eran masculinas o femeninas.
En ese país,nadie se preocupaba de tu sexo, nadie cuestionaba tu capacidad por ser mujer, nadie se sentía ofendido por que una mujer estuviese mas capacitada que un hombre.
En ese país se entendía el significado del “NO” y se entendía que, simplemente, no es no.
Solo por ese motivo, en ese país, no había acosadores, maltratadores ni violadores. Se conocía su significado, se sabía que una persona no es propiedad de otra, y que los golpes no quieren decir 'te quiero', y que cuando alguien pega, insulta, veja o anula emocionalmente a otra persona, no la está protegiendo, no la está queriendo, no está haciendo nada bueno por ella.
Era un país donde quien no comprendía la igualdad era considerado un ser despreciable, un cobarde, un ser que no tenía cabida en una sociedad donde considerar a otro ser humano de tu propiedad, o inferior a ti, estaba condenado con el destierro de por vida.
Un país donde jamas se entendería que en un año murieran más de 70 mujeres de manos de aquellos que decían quererlas, al igual que no entendían que en ese mismo año hubiesen miles de denuncias por acoso, maltrato, insultos y vejaciones hacia aquellos que enamorados de ellas, iban a cuidarlas, protegerlas y mimarlas de por vida.
Desde luego que, si ese país existiera, no se llamaría España. Un país donde todavía queda ese olor rancio a machismo de otras épocas, donde aún se piensa en poseer en propiedad a otra persona. “ Si no eres mía, no lo serás de nadie”, “ Un guantazo a tiempo, evita muchas peleas”... éstas y otras frases parecidas te demuestran la calaña de esas personas y de que estamos muy lejos de aproximarnos a ese otro país, donde nos permiten igualarnos a ellas, sin tener en cuenta nuestras limitaciones, nuestras debilidades, nuestras carencias, como si realmente no hubiese diferencia entre un hombre y una mujer. Y por supuesto que las hay.
                                                                                                                 Ramón


Reflexionemos sobre el país que queremos construir para que nuestros hijos se sientan orgullosos de nosotros.