¿Por qué? Porque no son mujeres. Pero son personas, necesitadas de amparo judicial. Es lo único que discrimino de esta Ley que, si se aplicara en su totalidad, sería la panacea; pero eso no se hace.
Estoy de acuerdo en incluir a víctimas potenciales, como son los hijos, no ya como un recurso adherido al sistema, sino como titulares principales de un derecho, que es, sobre todo, el derecho a la vida.
Pero de ahí a confundir la violencia de género con violencia doméstica ¡ojo! Ahí no. No podemos limitarnos a creer que la única violencia válida para proteger es la ejercida dentro del domicilio. Y aquí están los datos: el 6'8% de los condenados eran excónyuges, el 23'3% eran parejas de hecho, y el 20'8% habían roto la relación. Queda claro que no puede limitarse a violencia doméstica simplemente, porque entonces estaríamos dejando desamparadas a miles de mujeres.
Un niño, que había dicho por activa y por pasiva que su padrastro le maltrataba, un hombre violento con todo el mundo, una mujer polaca que venía de otra relación de maltrato....todo se juntó para que ni la Administración actuara contra este reincidente, ni los vecinos ni la familia dijera nada. Todos son culpables y todos deberían ser condenados por la muerte de este niño, porque el silencio mata.
El último caso conocido nos lleva esta misma mañana a Orense, donde un hombre ha entrado tranquilamente por el hospital donde su mujer se encontraba recuperándose de una paliza recibida por ésta desde hace un mes, y sin pena ni gloria, ha llegado hasta la habitación y le ha asestado puñaladas por doquier hasta acabar con su vida. ¿A quién va a responsabilizar ahora la Administración? ¿Dónde está el protocolo de actuación del hospital ante un caso de violencia de género?. ¿No falla nada?
Ahora si oiremos hablar de medidas, de programas, de ayudas económicas, laborales, etc. Todo sea por la víctima, se dice, cuando la realidad es que los programas electorales, que todos sabemos que no son vinculantes, se van a dejar en un cajón para procurar los intereses de aquellos que ocupen la cúpula; porque igual que el maltrato en este país no cambia, los líderes, tampoco.
Ojalá llegue el día donde los programas políticos incumplidos puedan llevarse ante la justicia porque, en definitiva, son un contrato verbal y/o escrito incumplido, y eso debería ser penado. Sería la única forma de que yo me creyese algo de lo tanto prometido.