lunes, 13 de enero de 2014

HOLANDA, UN PASO ADELANTE

Holanda, uno de los países más pequeños de la Unión Europea, pero también de los más avanzados en materia social y libertades del individuo, es un ejemplo que, en algunos casos, deberíamos seguir, como el caso de la violencia de género.
            Ya en 2008 éste país prohibió el uso del burka, el velo musulmán que cubre el cuerpo y deja una rejilla de tela para los ojos y el nigab, otro velo que deja libres los ojos, en escuelas y centros oficiales.
            Cuando una mujer musulmana quiera trabajar en la docencia o en instituciones públicas holandesas que requieran atención al público, no podrán llevar estos signos identificativos de su religión, pues se entiende que en un país con libertad de religión, pueden hacerlo toda vez que se encuentren en un ámbito privado o incluso en la calle, pero no para relacionarse con las demás personas dentro de su actividad laboral.
            Igualmente a los escolares se prohíbe usar, tanto los velos religiosos, como los pasamontañas, capuchas y cascos de moto con visera que oculten la cara.
            Hay que tener en cuenta que en Holanda viven un millón de musulmanes entre un total de poco más de dieciséis millones de habitantes. Para ellos se consensuó en su fecha esta toma de decisión. Ante la misma, Dris el Boujoifi, que en aquella época era el portavoz del organismo que sirve de enlace entre la comunidad musulmana y el Gobierno, que “En un país con libertad de religión tiene que haber espacio para el burka. No estoy a favor de que se impida su uso, pero las que lo lleven deben saber que ello acarrea una serie de consecuencias laborales. Yo mismo entiendo que para ciertos empleos no es apropiado”. Eso es racionalidad.
            Siempre adelantada en estos temas al otros muchos países como el nuestro, Holanda abrió en 2009, y dotó de medios, a  40 centros para atender a hombres que sufrían abusos físicos y psíquicos de sus parejas, a musulmanes desertores de su religión, homosexuales rechazados por la sociedad y a desafiantes de la tradición de realizar matrimonios concertados.
            Este país asegura que la violencia de género, o doméstica, como la clasifican ellos, se debe a un comportamiento aprendido y hay que invertir mucho en educación para que los roles cambien.
            Han realizado campañas en twitter para llegar a la gente más joven, asiduos a esta red social.
            Sin embargo, la crisis también ha hecho mella en este país y durante el ejercicio 2012 se registraron 95.000 denuncias por maltrato. Hay que puntualizar que el 44’8% de las mismas correspondieron a agresiones por parte del hombre a la mujer, mientras que más de la otra mitad correspondieron a denunciar el maltrato infantil.  Aún así, en el mismo año se registraron 142 muertes por violencia de género.
            Un país avanzado, con ideas progresistas pero que sabe que el terminar con esta lacra no es cuestión de un día y que siguen apostando por la educación como alternativa real. Ojala algunos ministros pensaran lo mismo y se dejara la religión a un lado para acabar con la muerte de mujeres a manos de hombres, porque el reconocimiento de que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos y obligaciones y que debemos compartir un espacio dentro de la educación, la racionalidad y la tolerancia, sería todo mucho más fácil.
            La noticia que salta a los medios de comunicación hoy, es la puesta en marcha de un proyecto piloto del Ayuntamiento de Ámsterdam para dar refugio a los animales afectados por situaciones de violencia doméstica. Para ello se han dedicado 20.000 €
            Se trata de acoger a las mascotas de mujeres que sufren violencia de género, que también suelen ser maltratadas y golpeadas por el agresor a la pareja.
            Este proyecto se ha generado a raíz de un estudio de la Universidad de Utrecht donde se demuestra que hay gran afinidad entre la violencia doméstica y la crueldad hacia los animales; concretándose también en que un 55% de personas que sufren abusos domésticos, aseguró que sus parejas también hacen daño o incluso matan a sus animales de compañía.
Además, el Ayuntamiento de la capital holandesa ha tenido en cuenta que algunas mujeres que sufren maltratos rechazan dejar el hogar y trasladarse a un refugio porque temen dejar a sus mascotas detrás.
En los centros de acogida, por motivos de higiene, no está permitido que las mujeres, que han de compartir habitación, conserven a sus mascotas; así que a través de la creación de esta residencia, durante dos semanas, se cuidará a perros y gatos en refugios para dar tiempo a sus propietarias para que encuentren un alojamiento alternativo.

Esta iniciativa piloto se desarrollará a lo largo de seis meses y será sometida a una evaluación el próximo junio.
 Yo a estos ejemplos los llamo cultura. No se podrá poner en duda que la protección que Holanda hace de sus habitantes y de las mascotas de éstos, no está sumamente bien considerada. Ejemplo del que deberíamos aprender, copiar y poner en marcha de una manera rápida. Aunque algunos dirán que no hay dinero para nada, no creo que las cantidades barajadas sean excesivamente altas como para poner excusas tan endebles como ésta, más cuando se están viendo gastos desorbitados en otras cuestiones que en nada ayudan a resolver problemas de convivencia y de protección al mundo animal.