jueves, 20 de marzo de 2014

EL JUEZ QUE PREMIA EL MALTRATO

Si usted pega o insulta a su mujer, sepa que deja de ser un hombre y pasa a engrosar la lista de energúmenos y gente impresentable que cada día aparece en titulares. Usted no es una persona digna de nada y desearía que se le aplicara el "ojo por ojo", aunque suene poco cristiano, aunque algunos piensen que que la energúmena soy yo. Me da igual, pero no acepto ninguna excusa de alguien que actúa de esa manera con alguien a quien supuestamente quiere o ha querido; siempre "supuestamente", claro, aunque sea según sus parámetros del amor.
Como mujer, pero ante todo, como persona, exijo para usted que se le anule cualquier trato de humanidad y se le exponga públicamente entre rejas, a la vista de todos, para que se convierta en un amorfo ser que sólo tiene derecho a unos gritos e insultos por parte de quien le visite. Exactamente igual que usted ha hecho con su víctima.
Esta sería la forma más suave con la que me dirigiría a las personas que exponen su fuerza física y moral ante la de cualquier ser humano, dejando completamente subyugado el concepto de que todos somos iguales, ni ante la Ley ocurre eso.
Siempre recordaremos esa frase que desde pequeños nos enseñaban en el colegio: "el hombre es el único animal que mata sin tener hambre"; pues bien, ni animal le diría, porque ellos protegen a quienes aman y quien maltrata no sabe ni hacer eso, tan sencillo en esencia para los animales, que sería un insulto muy grave compararlo con un maltratador.
Pero hoy, mi planteamiento va más allá: ¿qué hago con ese juez que aplaude su actuación?. ¿cómo me comporto con ese magistrado al que usted le da pena, y dicta una sentencia por la que le insta a volver a su domicilio, con su víctima, para que ésta le cuide porque no tiene quien lo haga ni a dónde ir? ¿qué hago con la Administración Pública que es incapaz de incorporarlo a un asilo social? ¿Qué le digo a su mujer, quien le ha denunciado en varias ocasiones y sobre la que tiene orden de alejamiento por temor a que acabe con su vida? ¿Qué le digo a aquellos que defienden la vida de las personas y se encuentran desbordados ante el suceso acaecido en Jaén sobre una resolución de este tipo? ¿Qué les voy a decir a esos niños que tenemos que educar en un sistema que retrotrae los argumentos para procurar víctimas a una lacra como es la violencia de género? ¿Qué le digo a los que luchan, a los que se mueven, a los que acompañan a las víctimas? Me quedo sin voz de tanto gritar, de tanto maldecir actitudes como la del juez Aguirre que impone, no una sentencia de "humanidad", sino una "sentencia de muerte a una mujer".
Es un nuevo caso "Orantes", Ana, aquella mujer que en 1997 denunció públicamente que era sometida a un maltrato continuado, a quien el juez impuso la orden de compartir vivienda con su maltratador, y quien resultó asesinada al poco tiempo. Recordemos también, que en 2005, uno de sus hijos fue detenido por maltratar a su pareja, porque era lo que había visto en su casa durante demasiado tiempo, que era lo que hacía su padre con su madre para conseguir sus propósitos...o para calmar su furia.
El tiempo no ha pasado, al menos para este juez Aguirre que, empleando su humanidad, en lugar de devolver a un maltratador a su casa con su víctima, para que muera en paz, porque debe ser muy cristiano, y nadie duda de que no lo sea, bien podía habérselo llevado a su casa y cuidarlo él. A ver si tiene narices de soportarlo cuando empiece a meterse con su mujer.
Y es que somos muy humanos, muy cristianos y algunos creen que antes están las ideas retrógradas de algunos, que el hecho de que una mujer viva angustiada los años que le queden de vida, o que, sencillamente, ésta sea cortada de cuajo por un energúmeno.

martes, 18 de marzo de 2014

¡ESPEREMOS A VER CUANTAS MUEREN!

Ya nadie se asusta cuando aparece en los medios de comunicación, un nuevo caso de violencia machista. La costumbre hace que la inclusión de una nueva noticia del asesinato de una mujer a manos de su pareja o ex pareja, sea como leer que alguien vende un coche de segunda mano.
La costumbre, unos de los pilares de la ley que nos rige, parece que está haciendo acto de presencia demasiado a menudo y nuestra pasividad, también.
¿Qué pasa por la mente de un asesino? ¿Cuánto odio puede haber en el alma de ese personaje que es capaz de engañar a una persona a la que, supuestamente, se ha querido, para que acuda a su domicilio con el chantaje emocional de que sino lo hace se va a quitar la vida, para luego, quitársela a ella?. Es lo que ha sucedido en el caso de la víctima de ayer en Madrid.
El concepto de amor, el sentimiento de amar, se confunde con el de posesión. Querer a una mujer es dejarla libre, es compartir, dialogar, enfrentarse a los problemas juntos y disfrutar con las nuevas oportunidades; pero el hombre que tiene tan arraigado el concepto de propiedad, quizás proveniente del "hasta que la muerte os separe", traslada a su enajenación mental la tortura y el homicidio para que su "objeto" no pueda ser nada más que suyo.
La mente es un complejo mundo donde las sensaciones, emociones y pensamientos no se pueden analizar. No hay un perfil, no hay etiquetas para identificar a un posible asesino, pero sí hay una pista si sucede una vez. Alguien que maltrata una vez, volverá a hacerlo tarde o temprano. Igual que el violador, la reincidencia puede aparecer en cualquier momento. La bestia está dentro. Por ello, no creo en la reinserción del maltratador, no pienso que nadie, igual que no se puede detectar cuando va a cometer un acto tan repugnante, ningún especialista puede apreciar signos de restablecimiento en un asesino.
Pero esto lo analizaremos otro día, porque hoy me indignan ciertos comportamientos como el de la Delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Blanca Hernández, quien ha salido a la palestra, obligada por su cargo, a decir que el Gobierno trabaja sin parar para erradicar esta lacra. También ha comentado que hay que tener "prudencia" ante el hecho de que en 2014 haya cuatro víctimas más que en el mismo período del año anterior, o tres más que en las mismas fechas de 2012, porque, precisamente ese año, concluyó con el menor número de mujeres asesinadas (52) desde que existen estadísticas oficiales.
"Habrá que ver cómo evoluciona el año" ha dicho Hernández. Y luego se ha ido a su despacho. Por Dios, que una víctima, y lo he repetido hasta el infinito, es suficiente para comprobar que la Ley no funciona. No hay que esperar a ver como evoluciona el año, que las mujeres son personas que no tienen los medios, la ayuda y la forma de salir de ese infierno. Me parece vergonzoso salir a decir semejante barbaridad y se comparar a una mujer con un dato estadístico. A ver qué pasa. ¿Pues qué va a pasar? que habrá más mujeres muertas, pero tranquilos, que saldrá esta señora, u otra, y nos dirá que esperemos a ver los resultados. Mientras tanto, aumentarán las estadísticas, tendremos más excusas para justificar el trabajo de la administración y todo su maremágnum de expertos y esperaremos, impávidos, al resumen de final de año.