Verónica ha aparecido después de un año de no saber nada de
su paradero. Vivía en Tinajo (Lanzarote) y era el claro exponente de una vida
de Cenicienta con final cruento.
Sus huesos
han aparecido dentro de una bolsa que colgaba junto a los aperos de labranza de
la familia.
Maltratada
desde que nació por su propio padre y después también por su madrastra, la vida
de Verónica ha sido de todo menos amable. Esta joven, con un grado de
incapacidad del 68%, ha vivido bajo el yugo aterrador de unos seres que solo
veían en ella a un animal de campo. Solo la utilizaban para trabajar en el
campo y en la casa a base de golpes y palabras malsonantes. Durante diez años
jamás la llevaron a un médico ni renovaron su documentación personal,
ampliamente caducada.
Ya en el
año 2004 su padre y su mujer fueron culpables de maltrato hacia Verónica y
tuvieron que pagar 6.000 euros de indemnización por maltratarla a ella y a sus
dos hermanastros, hijos de la nueva mujer de su padre.
Trasladaron
a los niños a un centro de menores, pero cuando Verónica cumplió dieciocho años
tuvo que volver al domicilio de sus maltratadotes. Y allí continuó una vida de
golpes y de violaciones reiteradas por parte de su padre, del que quedó
embarazada.
Para
ocultar la preñez de Verónica, a su padre no se le ocurrió otra cosa que
matarla de un golpe en la cabeza, y de dejar sus huesos dentro de una bolsa en
el almacén del campo para que nadie pudiese encontrar su cuerpo.
Ante las
preguntas de los vecinos, con los que no mantenían mucha relación, sobre el
paradero de su hija, este matrimonio decía que se había fugado del centro de
menores y que desconocían su paradero. Pero todo al final acaba sabiéndose y,
gracias a la declaración de uno de sus hermanastros, la policía ha registrado
el domicilio y ha encontrado los restos de esta chica que lo único que recibió
en vida fueron golpes, violaciones e insultos.
Espero que
estos aberrantes seres no vuelvan a ver la luz del sol por tanto daño causado y
que la condena sea tan amplia y tan severa que tengan que cumplir lo que les
queda de vida entre barrotes.
Verónica
ahora sí que puedes descansar.