CLARA
Clara es
esa amiga de toda la vida con la que tienes una confianza limitada pero puedes
contar con ella para lo que quieras. La típica chica que se casó porque llegaba
la edad, enamorada, eso sí, pero que tenía el destino claro. Su meta era
casarse y tener hijos. No por una convicción religiosa, que dudo la tuviese,
pero sí por poner en práctica lo que en su casa le habían inculcado y, ante
todo, buscando su propia comodidad.
Quedé con
ella un sábado por la mañana cerca de nuestras respectivas casas, para hablarle de este proyecto y no me costó nada
convencerla de que me hablase de su punto de vista al respecto. Tan sólo quería
una opinión amable de tertulia de café. Sin embargo, lo que no me esperaba fue
lo que ocurrió. Es una de esas cuestiones que se recogen porque la grabadora
está encendida, y lo que pudo quedar en una anécdota sin importancia, me
pareció que podría ser digno de reseñar. Todo comenzó con sus palabras.
He leído un libro sobre los talibanes que me ha impresionado mucho.
Fíjate como tratan a las mujeres, se piensan que son sus esclavas, que no
tienen sentimientos. ¡Ostras, si hasta los perros tienen más corazón que ellos!
Decía el libro que una mujer puede ser asesinada porque el aire levante su
burka y deje ver unos centímetros de sus pies ¡Qué disparate! Por enseñar un
tobillo te pueden quitar de este mundo. Eso es
intolerable. También leí que si sale sola a la calle puede ser apedreada
hasta la muerte después de que la hayan violado. Así tan fácil. No pueden
estudiar, no pueden conducir, no pueden hablar en público…Creo que lo peor de
este mundo no es nacer ciega, ni coja; lo peor es nacer en el seno de los
talibanes. Parece mentira que vivamos en el mismo mundo y en el mismo siglo.
Estas cosas me irritan, me sacan de mis casillas y hasta me hacen llorar, y por
eso, cada vez que veo una manifestación contra esas barbaridades, me apunto y
si alguna ONG solicita ayuda siempre doy algo. ¿Qué más puedo hacer? Me da pena
y rabia y me siento muy impotente al no poder hacer nada más, no tengo poder
para cambiar las costumbres pero creo que esto no puede seguir así. Pobres
mujeres. ¿Y es qué nadie puede hacer nada?
(Mientras hablábamos, le sonó
el móvil y la grabadora recogió algunas
de las respuestas de Clara a la extraña conversación que mantuvo con su marido)
….
-¡Hola, cariño! Si ya iba para casa, es que había mucha gente en el
supermercado y … no, no me he entretenido hablando con nadie, (me guiñó un ojo), te repito que todo el
mundo estaba hoy en la calle....Sí, sí, enseguida estoy allí....Claro, claro
que te compré tabaco....solo un paquete, no me quedaba más dinero...¡tranquilo,
que ya lo he previsto, sí…! Tú hoy fumas y mañana también, pero hijo con el
poco dinero que me dejaste no podía hacer más...Por favor, cálmate, sé que me
das lo que debo gastarme y te juro que no me he comprado ningún
capricho....¿Para comer?....No sé, ¿qué te apetece?...Claro, claro, paella,
como a ti te gusta,....Sí fui al supermercado y...¿qué?...te digo que no me
queda dinero...te compré el tabaco y....¡No grites, por favor! Sí, claro que he
venido paseando ¿Qué? A las dos y cuarto tienes la paella preparada...Un beso,
mi vida, adiós
Yo creo que para un poco de verdura me quedará. Bueno daré la vuelta y
lo haré rápido, no quiero que mi marido se enfade ¡Voy a ir cargadísima pero le
haré la comida que más le gusta!...Es un encanto de hombre....
Me quedé paralizada. Tanto fue
así que me lo debió notar en la cara, pero ni ella dijo nada ni a mí se me
ocurrió mencionar lo más mínimo sobre lo que acababa de escuchar, fuimos
políticamente correctas. Sólo la miré y ella, como si no hubiera pasado nada,
retomó el hilo de la narración anterior a la llamada telefónica.
…
Pobres mujeres las de Afganistán, qué barbaridad...qué trato más
denigrante...Menos mal que tanto tú como yo vivimos en un mundo totalmente diferente.
Imagínate que te traten así…¡Por Dios!
Si quieres te dejo el
libro y lo lees, sacarás mucho para tu tema.
¿Oye, tú crees que se
puede tener en acogimiento a alguna mujer talibana?
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