Así los datos marean, ninguna mujer puede sentirse
identificada, y creo, sinceramente, que la información que debe llegar a una
persona maltratada, tiene que ser mucho más sensible con su situación.
Cuando alguien está recibiendo golpes, de poco importa que
esté dentro del veintitantos por ciento que los reciben en su país; si pone una
denuncia, tampoco le interesa saber que es una más del tanto por ciento que lo
hace en la misma comisaría; si asesinan a una amiga, de poco le sirve conocer
que tras ese entierro, aumenta considerablemente el tanto por ciento de mujeres
enterradas por violencia de género.
Los porcentajes solamente sirven para reprochar a la cara de
los dirigentes en la materia, que no están haciendo nada, o que las cosas que
ejecutan no son las que se deberían emprender.
Hay veces que quien, por supuesta capacidad según su puesto
de responsabilidad en este tema, acude a ayudar a una víctima de violencia de
género, y lo único que hace es empeorar su estado. Todo por falta de capacidad,
de involucración o de preparación. Yo siempre me inclinaré por esto último,
puesto que me cuesta mucho creer que alguien ejerza una profesión por obligación
y no por devoción, cuando de materia tan delicada como esta se trate.
Estamos en una sociedad conformista, donde la culpa no es en
absoluto de quien recibe el mensaje, sino de quiénes y cómo lo dan.
Cuando una persona maltratada quiere denunciar, la pregunta
es ¿después qué? Y a ello suelen saber responder muy pocos, porque no hay
medios para solucionarle el problema, porque la justicia determina que vuelvan
a su hogar a esperar otra paliza o, sencillamente, no saben qué hacer, dónde
enviar a la víctima porque carecen de la información necesaria para
responderle.
¡Qué bien! Daba igual que esta mujer ingresase en un
hospital con magulladuras y golpes por todo el cuerpo, hecho que motivó el poner en marcha el dispositivo de alerta ante
una situación de violencia de género. Pero parece ser que no. El juez debería
pensar que las vacaciones de Semana Santa estaban próximas y pasando el tema a
otro Tribunal, no de violencia de género, estaría un poco más libre.