viernes, 9 de enero de 2015

MAS CERCA DE LAS MUJERES, POR FAVOR!

Se acabó un año donde la aguja de los datos oscila entre si ha sido mejor o peor que el anterior en lo que se refiere a violencia de género.
En grandes titulares se vende que el número de mujeres asesinadas por esta lacra  se eleva a 51, 3 menos que el año pasado; pero aún hay 5 casos en investigación, con lo que aumentaría respecto al ejercicio anterior en 2. El resultado es el mismo: siguen muriendo mujeres innecesariamente, a manos de personas que se hacen llamar hombres, cuando no son más que animales egoístas y retrógrados, que utilizan la violencia como escudo de su propia ignorancia y de su cobardía.
La Comunidad Autónoma con el índice más alto de asesinatos es Cataluña, que encabeza el listado con 12 mujeres a las que se les ha quitado la vida, seguida de Andalucía con 10 y de la Comunidad Valenciana y Galicia con 6 mujeres muertas en cada una.
Según estos datos, en vista de las veces que he defendido que los problemas de violencia de género son de puertas para adentro, y que la mayoría de las mujeres no se atreven a denunciar por miedo a su agresor, por miedo a su entorno y por miedo a enfrentarse a un proceso judicial duro y largo; me ha gustado  el hecho de saber que en unas jornadas llevadas a cabo con mujeres inmigrantes, de raza gitana y españolas, han salido once casos a la luz.
Son mujeres que consideraban que lo que les sucedía no era maltrato, sino una forma de vida a la que había que acostumbrarse; que el marido está para ordenar, mandar y pegar, llegado el caso, porque ellas se lo merecían. No sabían que era violencia de género y ni se habían planteado el hecho de denunciar.
Quienes supieron que su "forma de vida conyugal" estaba penada en la Ley Contra la Violencia de Género, no leían folletos divulgativos, puesto que algunas no sabían ni leer o no entendían lo que querían decir con ello; puesto que "no iba con ellas". Esto nos demuestra la eficacia de la comunicación directa con la víctima, el hablar con las mujeres, organizar más talleres con personas que viven en riesgo de exclusión, de pobreza, inmigrantes... Mujeres, en definitiva, que se sientan unidas en un problema común, que conozcan de primera mano cómo está definida su forma de vida, su sentido del matrimonio y el que no tienen que soportar ni un insulto, ni una paliza, ni una amenaza.
El trabajo debe hacerse en primera línea de fuego, con un vocabulario claro y en un ambiente distendido y con asistencia de pocos técnicos y más mujeres que respondan a un perfil definido.
Luego hablaríamos del maltrato psicológico en otra categoría donde el físico no se produce porque es más difícil de ocultar ante el entorno, pero que requeriría de otro método bastante parecido.
Importante también es el hecho de dónde hacer estas reuniones, el horario y bajo qué título se publicitaría para que las mujeres con poca facilidad de acceso a talleres denominados como violencia de género, puedan acudir sin sentir miedo, porque primero hay que encontrar mujeres débiles, con temor a represalias de sus parejas si conocen estos actos a los que podrían acudir, pero que son muchas más de las que pensamos.
En las páginas de los periódicos y otros medios de comunicación, aparecen muchas reuniones de técnicos que analizan el caso actual de la violencia de género, pero no se transmite la necesidad de que las asociaciones de mujeres, por ejemplo, actúen con sus propias vecinas desde este punto de vista. Todo está bien, pero es mucho más efectivo cuanto más cerca estemos de la persona maltratada.
De hecho, de las asesinadas durante el año 2014, un alto porcentaje pensaba que su riesgo era medio o no apreciado.