jueves, 6 de febrero de 2014

NO A LA ABLACION GENITAL FEMENINA


La ablación sexual es la mutilación de parte de los genitales externos femeninos para evitar sentir placer sexual, con la finalidad de que pueda llegar virgen al matrimonio, puesto que si no es de ese modo, la mujer puede ser rechazada. También se realiza para evitar la supuesta promiscuidad de la mujer y asegurar que solamente tenga hijos con el marido.

 86 millones de niñas en todo el mundo podrían sufrir la ablación de sus órganos genitales externos en 2030 si esta práctica continúa en los 29 países de África y Asia donde está más arraigada.
Más de 125 millones de mujeres y niñas en todo el mundo han sido víctimas de la mutilación genital femenina, más conocida como ablación. Además, en los últimos años se han dictado leyes contra la ablación en Uganda, Kenia y Guinea Bissau.  Sin embargo, la prohibición de esta práctica no implica su cumplimiento
A lo largo de la historia se ha creído que la práctica de la ablación está sustentada en la religión, de manera especial a la religión musulmana; pero numerosos estudios demuestran que ninguna religión justificani alienta, la realización de la misma.
Yaratullah Monturio, especialista en textos coránicos, explica que "la ablación femenina es muy anterior al Islam y no forma parte de las enseñanzas islámicas. A pesar de que, algunas etnias de diversas espiritualidades han continuado con esta costumbre ancestral, las supuestas justificaciones basadas en la religión están en desuso".
Monturio subraya además que "no existe ningún versículo en el Corán que se refiera a la ablación femenina ni la recomiende". Como tantas otras cosas justificadas por el islamismo, vemos claramente que solo son aplicaciones machistas y costumbristas que sirven ciertos intereses, sobre todo, el de la supremacía del hombre sobre la mujer.
 La ablación se practica principalmente a niñas y adolescentes de entre 4 y 14 años. No obstante, en algunos países la ablación genital femenina se practica a niñas menores de 1 año, como por ejemplo, en Eritrea y Malí, donde la práctica afecta, respectivamente, a un 44 y un 29% de estas niñas.
Las personas que practican la ablación genital femenina son generalmente comadronas tradicionales o parteras profesionales. La ablación genital femenina es un servicio muy valorado y muy bien remunerado económicamente, por lo que es fácil inferir que el prestigio en la comunidad y los ingresos de estas personas puedan estar directamente ligados a la práctica efectiva de la intervención.
La ablación genital femenina constituye una violación fundamental de los derechos de las niñas. Es una práctica discriminatoria que vulnera el derecho a la igualdad de oportunidades, a la salud, a la lucha contra la violencia, el daño, el maltrato, la tortura y el trato cruel, inhumano y degradante; el derecho a la protección frente a prácticas tradicionales peligrosas y el derecho a decidir acerca de la propia reproducción. Estos derechos están protegidos por el Derecho internacional.
La ablación genital femenina causa daños irreparables. Puede acarrear la muerte de la niña por colapso hemorrágico o por colapso neurogénico debido al intenso dolor y el traumatismo, así como infecciones agudas y septicemia. Muchas niñas entran en un estado de colapso inducido por el intenso dolor, el trauma psicológico y el agotamiento a causa de los gritos.
Otros efectos pueden ser una mala cicatrización; la formación de abscesos y quistes; 
un crecimiento excesivo del tejido cicatrizante; infecciones del tracto urinario; coitos dolorosos; el aumento de la susceptibilidad al contagio del VIH/SIDA, la hepatitis y otras enfermedades de la sangre; infecciones del aparato reproductor; enfermedades inflamatorias de la región pélvica; infertilidad; menstruaciones dolorosas; obstrucción crónica del tracto urinario o piedras en la vejiga; incontinencia urinaria; partos difíciles; y un incremento del riesgo de sufrir hemorragias e infecciones durante el parto.
Ser mujer es complicado, pero vemos como a través de estas horribles costumbres, es mucho peor e incluso se pierde la vida por ello. NO A LA ABLACION GENITAL FEMENINA, que con la llegada de emigrantes a países occidentales, han conseguido que su aplicación se favorezca en el resto del mundo.
(fuente UNICEF)

lunes, 3 de febrero de 2014

GANAR BATALLAS

Imaginemos la violación de una mujer. Pensemos en ella, en lo que puede sentir después de tan brutal agresión. El asco tras el vómito, el llanto tras la impotencia, el dolor tras la agresión… Son sensaciones que dejan marcada a una mujer de por vida, que nada ni nadie puede evitar. Y el calvario no termina cuando te quitas de encima a ese energúmeno, las denuncias traen el recuerdo, pasado demasiado tiempo muchas veces, y la mente vuelve a revivirte aquel hecho, minuto a minuto.
 Y cuando lees la prensa y te dicen que ese tipo de agresión, con penetración, ha aumentado en España un 1’4%, parece no suponer nada, es una cantidad muy baja. Sin embargo, son 1.298 mujeres que han pasado por ese hecho tan traumático, son 1.298 vivencias de terror, de miedo…que saben que el camino será lento y duradero en el tiempo, que alterarán su vida conyugal y social, que sus valores se verán alterados por el odio que nunca antes habían sentido, que algunas, mal hecho, se sentirán culpables por un delito cometido por otra persona, asqueadas de su propio cuerpo, necesitadas de sofocar posibles trastornos psicológicos. No es solo la violación, es también todo el proceso que viene después. Alguien lo definió una vez como “el virus inyectado en el cuerpo y en la mente”; y estoy de cuerdo.
            Días pasados, mientras se daban los datos sobre la violencia de género en España, el Ministro del Interior se felicitaba porque cree que "La violencia contra las mujeres en una lacra a erradicar", que vamos por el buen camino a pesar que durante el año pasado se produjeron dos asesinatos más de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas en comparación con el ejercicio anterior.
           Me llamó la atención que se dijera en esa comparecencia ministerial, que España es de los países donde menos violencia de género con resultado de homicidio, se cometen, que países más civilizados tienen más casos de muertes violencias de mujeres. ¿Y cree el sr. Ministro que eso puede reconfortar a alguna mujer? Una sola persona muerta a manos de su pareja o ex pareja, supone un retroceso en la sociedad de ese país. Me importa un rábano que sea una tasa baja, aunque mejor así por supuesto, pero hablamos de 58 mujeres muertas, por Dios!!!
            Estamos en 2014 y duele mucho decir que llevamos seis mujeres asesinadas en solo un mes. Cuesta admitir que esto no se soluciona, ni mucho menos; de hecho, desde 2006 no facturaba enero tantas víctimas mortales por violencia de género. Es tremendo. La impotencia hace que no se entiendan las palabras de ánimo de un Ministro cuando compara países y no personas.

            Una mujer violada o muerta por violencia de género, es una batalla perdida.