La
mutilación genital femenina es una barbarie que se sigue aplicando en muchos
países de nuestro entorno e, incluso, en los desarrollados a través de
prácticas que los propios extranjeros introducen como una costumbre más de su
cultura. Eso si, de forma clandestina porque no está permitido en ningún país
occidental su aplicación.
Utilizada
para controlar la sexualidad femenina, esta práctica incluye la extirpación
total o parcial de los genitales externos. La práctica más extremista se
denomina infibulación donde se sutura la apertura de la vagina hasta el límite
mínimo permitido para dejar salir la orina y el sangrado menstrual.
Su origen
no está claro. Se habla del Antiguo Egipto y del Africa Subsahariana e incluso
de la antigua Roma en donde las esclavas llevaban fíbulas o broches sujetos a
los labios vaginales para evitar embarazos.
Realmente
en el Antiguo Egipto no se ha encontrado evidencia alguna en momias ni figura
reflejada esta práctica en ningún documento o incluso en obras de arte de la
época. La primera mención que se hace data del año 25 antes de Cristo, siendo
probable que lo hubiesen exportado los habitantes del Africa Subsahariana.
Un papiro
griego fechado en el año 163 a .C.
menciona la operación que se les practicaba a las niñas en Memphis, Egipto, a
la edad en la que recibían su dote, lo que respaldaría la idea de que la
mutilación genital femenina nace como una forma de iniciación para las mujeres
jóvenes.
Lo cierto
es que las antiguas civilizaciones veían como una deformidad y una vergüenza
que el clítoris fuese demasiado grande por el roce continuo contra las ropas,
lo que estimulaba el apetito sexual. Por ello los egipcios consideraban
necesario extirparlo antes de que se hiciese demasiado grande..
Ya en el
siglo XIX en Inglaterra y Estados Unidos se practicaba la clitoridectomía para
tratar síntomas psicológicos como la masturbación y la ninfomanía. Se creía que
la depresión y la neurastenia se originaban por la inflamación genital.
Actualmente
se ha reconocido que la mutilación genital femenina es una violación a los
derechos humanos de las mujeres y las niñas.
Suecia fue
el primer país de Occidente en prohibir la mutilación genital femenina, seguida
de Reino Unido en 1985 y de Estados Unidos en 1997. En ese mismo año UNICEF y la OMS lanzaron una pronunciación
conjunta contra esta práctica, considerándola un crimen.
El Islam,
religión que se practica en la mayoría de países que la secundan, ha empezado a
distanciarse de una acción que no tiene nada que ver con su religión, según
manifestó el secretario general Ihsanoglu en la IV Conferencia de la Organización
Intergubernamental sobre el rol de la mujer en los países en
desarrollo.
Hoy en día,
se estima que tres millones de niñas son sometidas por la fuerza a este
procedimiento de mutilación en 28 países africanos y en otros como Yemen, Iraq,
Malasia, Indonesia y en algunas comunidades de Sudamérica.
Se ha
proclamado el día 6 de febrero como “Día Internacional de la Tolerancia Cero
Contra la Mutilación Genital
Femenina”.
Un camino
largo por recorrer teniendo en cuenta la reciente reacción de los países para
abolir esta práctica aberrante, pero que seguiremos luchando contra ella a fin
de erradicarla, como tantos otros males que afectan a las mujeres de nuestro
siglo.
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