viernes, 17 de abril de 2015

MUJERES JIRAFA

Resultado de imagen de mujer jirafaEn el norte de Tailandia, a mitad de camino entre Chiang Rai y Chiang Mai, existe una aldea de refugiados Birmanos muy especial. Son apátridas que han sido expulsados del Tibet, al ser perseguidos por el régimen. Sin pasaporte ni derechos como ciudadano, forman parte del grupo étnico denominado Kayan.
Lo que destaca de esta tribu son sus "mujeres jirafa" como se les conoce, aunque difieren los antropólogos del porqué de usar sus famosos collares. Unos dicen que eran una protección contra los ataques de los tigres, pues estos tienden a morder en el cuello; otros aseguran que se usaron para hacerlas menos atractivas y así evitar que las secuestraran para ser utilizadas como esclavas por otras tribus; pero venga de donde venga la tradición, lo cierto es que para ellos es un símbolo de belleza y de riqueza, puesto que cuantos más aros lleves en el cuello, más rica es tu familia que se los puede permitir.
Lo triste es que las autoridades birmanas se dieron cuenta del interés del turismo por este grupo y solicitaron su repatriación al Gobierno de Tailandia, lo que se consiguió, no sin antes que un astuto empresario tailandés llevara a un par de estas mujeres a Bangkok donde las empleó como reclamo publicitario en la apertura de un supermercado. También solicitó filmarlas un equipo japonés, pero a éste le denegaron el permiso.
A partir de los cinco años se empiezan a colocar los anillos en el cuello.Una mujer kayan llegó a ponerse 27 collares, una marca inigualada, que pesaba unos nueve kilos y que estiraba su cuello unos diez centímetros. En un artículo de National Geographic de 1979, se mostraba la radiografía de una mujer kayan, en que se apreciaba que los collares no aumentaban la separación entre las vértebras del cuello, sino que oprimía hacia abajo la clavícula y la cavidad de las costillas.
Hoy en día solo quedan unas 120 mujeres que llevan collares enteros, además de en el cuello, también se los ponen en las manos y los pies. Las más jóvenes deciden llevar solo unos pocos como adorno, igual que la mujer occidental, pues se niegan a llevar por el resto de su vida una carga de más de diez kilos alrededor del cuello.
Resultado de imagen de mujer jirafaLo triste es que esta tribu, han conseguido manteniendo esta tradición, en ser la mayor fuente de ingresos provenientes del turismo, y donde se puede ver que mantienen esta carga, mientras los hombres van con pantalón vaquero y con camisetas, si ningún tipo de adorno. También es cierto que con esta práctica hacen que la vida de la mujer sea menos cómoda y con ella les obligan a permanecer más tiempo dentro de casa.
Cuando se hacen mayores, a estas mujeres es imposible quitarles los collares, porque los músculos del cuello están tan atrofiados que no pueden mantener la cabeza erguida. Eso sí, hay historias que confirman que se ha desprendido a alguna mujer adúltera de sus adornos como castigo, para dejarla morir.
La técnica del cambio de los collares, apenas la conocen algunas ancianas de la tribu y que realizan en celebraciones las noches de luna llena. Para el proceso se emplea una reacción química guardada con mucho celo y que se consigue ensanchando a la fuerza el aro hasta lograr sacarlo hacia arriba por la cabeza. La anciana encargada del proceso, enciende un fuego y coloca el collar sobre éste. Al ponerse al rojo vivo pierde la forma de muelle. A la mañana siguiente se limpian los aros y se frotan con una pasta y después con limones, para colocarlos sobre la cabeza de la chica y empiezan a doblarlo lentamente durante una hora hasta que adquiere su forma original. El último aro lo colocan golpeándolo con la parte sin filo de un largo cuchillo. Después se ajusta el collar plano, que va sobre los hombres, siguiendo de otro que se inserta por detrás de cuello, de modo que queda en ángulo recto en relación a los demás aros.
Resultado de imagen de mujer jirafaLa mayoría de las mujeres se recogen el cabello en un moño con una larga aguja de metal que introducen en los collares para rascarse.
Es triste que vivan en una especie de zoológico humano, amparado por la ONU y donde se accede previo pago de 250 bahts (unos siete euros), y aunque el gobierno tailandés no obliga a llevar los collares, es cierto que los tailandeses solo dan dinero a las familias cuyas mujeres siguen llevando los aros, unos 40 euros al cambio; sino los llevan, apenas reciben un puñado de arroz para su subsistencia.
La única suerte para estas mujeres, es que el bronce, material de lo que están fabricados los anillos, empieza a escasear y es cada vez más caro.