jueves, 6 de marzo de 2014

PALABRAS VACIAS

Ayer se hizo público el informe que sobre el maltrato a la mujer en Europa, ha realizado la Unión Europea. Mucho se habló del tema durante toda la jornada. Los medios de comunicación se volcaron con la noticia, se copió y pegó el extracto de dicho informe donde dice que España puede estar contenta, que es uno de los países donde menos violencia machista se practica, peor lo tienen los países nórdicos por la incorporación de la mujer al mundo laboral hace bastantes décadas y el influjo del alcohol. Y que bonito nos resultó escuchar aquello.
¿España puede estar satisfecha? No oí ni leí ningún comentario sobre el hecho de que la educación, en un período donde la clase política se volcó en ello, han hecho algo por rebajar estas cifras. Nadie alzó la voz diciendo que las mujeres no somos estadísticas, que una muerte no es un balón de fútbol metido en una portería. Nadie dijo de lo que se puede hacer; ni siquiera se habló de que nuestras cifras están empeorando. Se anima a denunciar, se critica a quien no lo hace, pero ¿estamos preparados para que una mujer interponga su vida a un documento del que sabe no va a obtener resultados positivos? Nuestro país no está preparado en absoluto para acoger a las víctimas. Centros cerrados, descoordinación policial y judicial, técnicos que engrosan sus beneficios por pautas universitarias que no evitan los golpes, responsables que te inducen a que no denuncies si sufres "tan solo" maltrato psicológico...
Demasiados puntos sin cerrar en nuestra sociedad, en nuestra política, en nuestras instituciones. España no está preparada para afrontar la muerte de una mujer. Para evitarla, menos.
Después de escuchar a expertos, pseudoexpertos, aprendices de expertos, sobre el tema que colmó el espacio informativo en la jornada de ayer, un belga residente en nuestro país, asesinó a su pareja y a la niña en Sotogrande.
Lo único que saqué en conclusión del día de ayer, es que mientras se pierde el tiempo en estadísticas, en estudios, una mujer está siendo asesinada por un malnacido, al que le trae al pairo la discusión que sobre el tema se tenga; y eso significa que no estamos haciendo las cosas bien, que la violencia de género no golpea solo a las mujeres ni asesina solo a sus niños; que es un tema que bombardea un país. Debería haberse ganado la batalla, al menos mientras se debate sobre ello, pero no. Se produjo un asesinato doble que nubló las expectativas que muchos, ilusos, se habían forjado con dicho informe europeo.
A ver si nos damos cuenta de una vez, que la violencia de género no es algo estadístico, que la mujer no es una cifra, que la onda expansiva de un maltrato, es algo que no se analiza y que abarca mucho más de lo que pensamos. No se trata de decir: aquí "solo mueren X mujeres, mientras que allí lo hacen X+1". Eso es aberrante. Muerta una mujer por violencia de género: retroceso social de un país, de un sistema político y de una educación a la que no le entra en la cabeza que la divulgación se debe hacer desde el vientre materno.
Millones y millones de euros invertidos en estudios, que son necesarios; no digo que no, pero centros que se cierran por falta de medios, charlas a universitarios ya formados en la materia por el simple hecho de ser adultos, técnicos que reniegan de la falta de personal y medios, mientras duplican su sueldo con charlas infructuosas, por desgracia, la mitad de las veces.
Las víctimas deben sentirse identificadas con el sistema, amparadas, escuchadas, protegidas y no solicitadas simplemente para que pongan una denuncia y así poder decir el sistema: esto funciona, cuando es incierto.
No encuentro razones objetivas para ser positiva en este tema, lo siento. La sangre corre por mis venas, hecho que dudo se produzca en mucha gente que solo analiza, como coartada a un trabajo.