lunes, 23 de octubre de 2017

UNA MUJER INFIEL MERECE TODO LO MALO


Muchas veces criticamos la omisión de derechos que se establece en países como Arabia Saudí contra la mujer. Y es una buena crítica, porque desde lo más elemental, las mujeres en países con creencias religiosas tan profundas, acusan a la mujer de todos los males del universo y la castigan de forma social y familiar con unos papeles que, a nuestros ojos, están totalmente desfasados y quedan como doctrinas vejatorias contra su libertad.
Resultado de imagen de mujer portugal adulteraSon países que nos quedan muy lejos y con un entramado machista que no permite ahondar mucho sobre los problemas de las féminas; pero cuando casos parecidos se dan en la Europa occidental, en el mal llamado "mundo desarrollado", entonces escuecen los ojos al leer ciertas sentencias que son totalmente repulsivas y agreden ciertos derechos elementales del individuo, en este caso, de las mujeres, como no podría ser de otra manera, claro.
Leer un editorial en el periódico "Jornal de Noticias" de nuestro país vecino Portugal, me ha hecho recordar la España profunda de la posguerra, donde las mujeres apenas habían sido reconocidas como "seres con alma".
El caso es el de una mujer casada que mantiene una relación extramatrimonial y que quiso cortar, pero su amante comenzó a perseguirla y amenazarla, llegando a relatarle a su marido la aventura que había tenido con su entonces mujer. El matrimonio se separó, pero el ex marido comenzó también a acosarla y a enviarle SMS con insultos y amenazas de muerte.
El ex amante llegó a secuestrar a la víctima en 2015 y entonces llamó al ex marido para que pudiesen agredirla juntos.
Resultado de imagen de mujer portugal adultera
La mujer denunció los hechos y el tribunal de primera instancia fijó para el marido una condena de un año y tres meses de prisión, y una multa de 1.750 euros por posesión de arma prohibida. Al amante se le impuso una multa de 3.500 € por un delito de daño contra la vida privada, injurias, secuestro y ataque a la integridad física, y una pena de un año de cárcel.
Los acusados recurren la sentencia que ya de por sí era mínima, y son totalmente exculpados por el juez. Y, para mayor inri, este magistrado de segunda instancia recurre a la Biblia y al viejo Código Penal de 1886 para contextualizar la gravedad moral del adulterio. Y lo hace con un lenguaje sexista que raya el absurdo, como dice en la editorial de hoy, Inés Cardoso, subdirectora del citado periódico portugués.
Una de las frases de la sentencia dice "El adulterio de la mujer es un gravísimo atentado al honor y la dignidad del hombre". Algo así, jamás ha aparecido en una sentencia en Arabía Saudí, por ejemplo.
En Portugal, según este juez, al menos, que una mujer sea adúltera, es merecedora de injurias, calumnias, acoso, secuestro y malos tratos físicos a doble mano.
Me encantaría echarme a la cara a carcamales como este "ser" y a otros de su especie que, desafortunadamente, siguen dirigiendo los casos de violencia de género contra las mujeres que se dan en toda la piel de toro.