martes, 9 de abril de 2013

ADICCIÓN A PERSONAS


Patricia Carriazo se debatió durante un mes entre la vida y la muerte. Su compañero sentimental, Fabián Loza de 34 años, fue detenido por un intento de asesinato contra su pareja después de asestarle cuatro puñaladas: dos en el estómago, una en el cuello y otra  en una mano.
Mientras su mujer se desangraba tirada en el suelo de la vivienda que compartían, Fabián llamó a la policía para decirles que había matado a su mujer en un arrebato de ira. La discusión surgió a partir de una infidelidad que Patricia había descubierto de su marido y le había pedido que se separaran porque no podía soportarlo.
Lo que se ha sabido después es que Fabián ya había agredido en 2010 a su mujer con un palo, pero que ella no le denunció. Igual le ocurrió con otra pareja anterior en 2007, quien tampoco le denunció.

Lo sorprendente del caso es que ahora, cuando se está ejecutando la sentencia del intento de homicidio, Patricia pide a gritos a la justicia que lo dejen salir de la cárcel, porque, según ella “es mi marido y lo amo con locura”. En una comparecencia radiofónica, la víctima aseguró que  su marido “es un mujeriego, pero no aceptó quedarse sólo y por eso hizo lo que hizo. Es un enfermo de celos, pero que ya lo he perdonado”, aseguró con lágrimas en los ojos.
Es un caso típico de adicción a personas, donde Patricia difícilmente podrá separarse de un hombre que la maltrata reiteradamente, al que ella seguirá perdonando cada vez que le pegue. Quien realmente necesita ayuda psicológica es ella, puesto que soporta el dolor como algo condicionado a su convivencia con un hombre del que se ha demostrado su alto grado de violencia. Ella no es dueña de un sentimiento producido a base de golpes, puesto que no diferencia entre lo que es el amor y el respeto hacia el otro. Simplemente cree amar, cuando lo que tiene es una adicción terrible a esa persona.

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