viernes, 10 de enero de 2014

CUANDO LA JUSTICIA ES LENTA

           Cuando la justicia no es rápida, efectiva y cumple con las normas esenciales para que se permita la convivencia social, y sobre todo, las relaciones de pareja, cuando éstas no son de la manera conciliadora que deberían ser.
            Cuando un juez impone una multa, procede a una detención mínima, anota simplemente los datos de un agresor y envía de nuevo a éste a su domicilio para que conviva con su pareja a quien, presuntamente, ha golpeado, insultado y a veces violado, suelen ocurrir casos como el que aparece en la prensa esta semana:

Detenida por apuñalar a su pareja tras ser presuntamente agredida por él en Málaga (ABC)

            (Lo primero que llama la atención es la presunción del hecho para él, cuando a ella se le estima ejecutora claramente, sin el principio constitucional de la presunción de inocencia.) 

            Días antes de los hechos, la mujer acudió a denunciar a su marido por agresiones. La policía le había detenido, interrogado y puesto de nuevo en libertad para que continuara con su rutina: la de golpear a su mujer.

            Y así fue. El día de Reyes, pasada la media noche, el hombre intentó de nuevo pegar a su mujer, pero ésta se defendió cogiendo un cuchillo y clavandoselo en el abdomen.

            Una mujer golpeada, maltratada, insultada, habiendo ejercitado su derecho a denunciar ante la autoridad competente, de la que no obtuvo una respuesta rápida que solucionase su problema, decidió en un arrebato por salvar su vida, defenderse de un agresor que cuando llega a esos extremos, se convierte en una fiera irracional y sumamente violenta. Esa mujer actuó en defensa propia y ahora está acusada de intento de homicidio. Se le aplicará el código penal con algún atenuante, imagino, pero posiblemente no conseguirá volver a vivir en paz.

            Acabará sus días pagando por lo que hizo para defender su vida. Quizás ingrese en prisión, quizás el maltratador quede antes en libertad que ella, quizás él consiga pasar a víctima y ella a verdugo…

            Lo cierto es que ahora es ella la que está detenida por haber tomado la justicia por su mano, toda vez que la justicia no utilizó sus armas para defenderla.

            No podemos continuar animando a denunciar para que las cosas continúen igual, para que una mujer maltratada tenga que volver a su domicilio con su agresor para que éste siga haciendo lo que le venga en gana. Es imposible vivir con alguien que te agrede.

            El hombre, herido, salió a la calle donde fue auxiliado por la unidad de emergencias, quien le trasladó al Hospital Clínico de Málaga donde fue operado y se encuentra, en estos momentos en la Unidad de Cuidados Intensivos de dicho hospital.

            Cuando una mujer está siendo maltratada es difícil tener el valor de defenderse, de dignificarse como ser humano, de cerrar la puerta y decidirse a vivir una nueva vida; por eso, cuando alguna lo consigue y actúa como la ley determina, es importante tener abierta otra puerta. Siempre lo digo: una amiga, un familiar, un hotel… hay sitios donde refugiarse para evitar lo que la ley no prohíbe, el volver con el verdugo a una casa que ya no es un hogar.

            Animo a denunciar, a contarlo a los vecinos, a los amigos, a la familia, pero también a salir de un infierno que ninguna mujer provoca, y ello se puede conseguir con el apoyo de quienes la rodean y conocen. No sería la primera vez que un grupo social evita una agresión a una mujer, incluso un asesinato, y eso es lo que debemos mentalizarnos todos.


            Por ello, es sumamente importante que una vez puesta la denuncia, lo haga con sus documentos personales en la mano, con sus hijos, si los tiene, y no vuelva a entrar en su casa hasta que la situación la solucione quien tiene que hacerlo: la justicia.

jueves, 2 de enero de 2014

OBJETIVO: CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO TODO EL AÑO

Ha terminado un año más cargado de asesinatos de mujeres a manos de hombres que en su día les dijeron que las amaban. Y ellas les creyeron. Hombres mutilados de alma y que insertar sobre el cuerpo de una mujer las dagas del odio, es lo único a lo que aspiran en su vida.
Ha sido otro período de doce meses donde la gente se ha dejado la voz pidiendo acabar de una vez por todas con este sufrimiento, con esta lacra, con esta parte negra del ser humano que deja familias rotas eternamente, por ambos lados. Unas sufren la ausencia angustiada de un ensañamiento, mientras que otra parte sufre el descontrol mental de quien lo ha cometido. Y eso es mucha gente implicada, sufriendo, por un arrebato de ira y de odio extremo.
Pero hay un gran número de mujeres que duermen cada día, si es que pueden, con el miedo en el cuerpo, que esperan en cada esquina el asalto de su maltratador. Hay mujeres que siguen acudiendo a los hospitales cubiertas de heridas, de golpes, de ansiedad... y que intentan enfrentarse a un destino incierto sabedoras que dependen de la reacción de una persona violenta. Hay mujeres con pulseras antipánico, hay órdenes de alejamiento insuficiente, se dan constantemente cursos por expertos sobre defensa personal, sobre autoestima, sobre enfrentamiento positivo a la realidad; hay campañas publicitarias donde se intenta animar a que se denuncie al maltratador, a que no se tolere la situación...pero siguen dándose estadísticas sobre mujeres asesinadas a manos de hombres locos, en todas las partes del mundo, cada hora, cada minuto, en cada país.
A veces se tira la toalla y se deja hacer al destino. Las fuerzas se resienten y se abre la puerta que termina con la vida, se cede, se calla, se baja la cabeza y se permite que el monstruo descargue su fuerza contra el cuerpo de una mujer indefensa.
Ahí es donde debemos de estar los demás. Es el lugar que nos corresponde, el de aunar la fuerza con ellas y luchar contra el violador, contra el asesino, donde podemos hacer más si vamos con ellas a denunciar. Es importante que reclamemos en su nombre, en su recuerdo y por esos hijos que quedan sedientos de amor y de una familia de la que ya nunca entenderán el significado de la palabra.
Los demás, los de a pie, los que hemos conseguido que durante el mes de noviembre de 2013, un 44% más de mujeres se decidieran a denunciar, a pedir ayudar con voz en grito y los puños apretados; pero que han despertado de su letargo de dolor, es donde debemos permanecer porque el estar todos juntos ha conseguido que cientos de mujeres se sientan protegidas y alcen la voz pidiendo ayuda.
Y todo ello porque durante ese mes TODOS nos hemos volcado con ellas. Hemos acudido a manifestaciones, hemos elevado la voz pidiendo más protección, hemos solicitado que las ayudas no mermasen; en definitiva: hemos estado con ellas y por ellas. Eso vale más que cualquier ley porque a la mujer maltratada la vemos más cercana, y ella lo siente. De hecho, está demasiado cerca de nosotros, aunque no lo sepamos.
Esto nos demuestra que la unión de todos contra el maltrato hace que la víctima se sienta más protegida y recargue su energía para salir del atolladero en que se ha convertido su vida.
¿Por qué sólo en el mes de noviembre? Noviembre es todo el año. Los golpes son diarios, las muertes también, los gritos, los insultos, las amenazas, las violaciones. Diferentes pero terribles formas de hacer prevalecer la fuerza sobre la razón que demasiados casos llevan a acabar con la vida de una mujer y con el futuro de unos hijos, de unos padres y de unos daños colaterales que no se valoran.
Mi afán con este blog no es otro que conseguir ayudar, poner otra forma de lucha a través de la opinión, del respeto, de que las mujeres que se sienten oprimidas por el yugo masculino, sientan que no están solas. Estoy yo y estás tú. Debemos conseguir que sea un luchar de 365 días al año y no solo un período de 30 días. Lo conseguido en noviembre nos lo están pidiendo. Esa mujer que sufre nos lo está pidiendo. Por ellas, por tí, por nosotras.

martes, 17 de diciembre de 2013

MARIA, LA ECUATORIANA


Una mujer, llamémosla María, aunque éste, lógicamente no es su nombre real, quedó ciego el pasado 30 de junio de este año debido a las heridas que le provocó su ex marido, con quien había estado casada 12 años y ya llevaba más de un año separada, en los ojos y en la cara con una botella de cristal rota. Fue un punto de inflexión en las palizas que recibía casi a diario, las humillaciones y la exposición a perder la vida lo que hizo que María tuviese que acudir al  hospital para que le trataran las graves heridas sufridas.
Esto ocurrió en Otavalo, Imbabura (Ecuador). Ahora María solo puede oir reir a sus hijos, pero ya no verlos más. Tiene tres niños que han padecido con ella las amenazas y los golpes de su padre.
María no sólo ha quedado ciega, también arruinada. Había sacado un crédito para una vivienda y ahora se le sumaban los gastos de dos hospitales públicos, la compra de medicinas y los trámites y gastos de movilización. Ha sufrido dos operaciones. Le extrajeron los lóbulos y los tejidos destruidos de los dos ojos, además de suturarle ocho heridas en el rostro y dos en el dorso de los dedos de su mano derecha.
El mayor problema de María no son las heridas o la ceguera, son sus hijos. El niño de nueve años tiene pesadillas con episodios de pánico nocturno, y los otros dos tienen miedo.
Otra mujer, Fernanda fue apuñalada por su esposo en la espalda, a la altura de la columna vertebral. Ahora no puede caminar y va en silla de ruedas. Ya no puede trabajar limpiando oficinas y viviendas, como hacía antes. Se dedica a vender caramelos, pero su mayor preocupación es que sus tres hijos vieron a su padre intentando matar a su madre, y eso es algo que les quedará grabado en la retina mientras vivan.
Un estudio elaborado por el Programa para Combatir la Violencia contra la Mujer de la Cooperación Alemana reveló que las microempresarias ecuatorianas dejan de trabajar, en promedio, 54 días y pierden USD 370 al año como resultado de la violencia de género. El documento señala que anualmente se generan en el país pérdidas de ingresos entre USD 8 millones y 49 millones.
Al marido de María se le realizó un peritaje psicológico y demostró, sin lugar a dudas, que ese hombre al que ella conoció cuando eran adolescentes, reveló que es posesivo, controlador y se sentía dueño de ella. Pero la mujer no denunció y la violencia se fue incrementando.
Angélica Cruz, licenciada en Trabajo Social y quien atiende a mujeres víctimas de violencia, señala que el problema es que se acostumbran a ser violentadas y crean una dependencia emocional con el agresor. "Son víctimas de insultos y ridiculización. Entonces ellas llegan a creer que no sirven para nada, que son tontas". Tras recuperarse de sus lesiones físicas, María acude a terapias de ayuda psicológica. Le aconsejan que siga adelante por sus hijos y que sea firme en el momento de guiarlos y dócil porque son niños.
Además de las secuelas psicológicas en las mujeres éstas presentan síntomas como taquicardia, temblores, sudoraciones no comunes, insomnio, fatiga, desconcentración y falta de capacidad para tomar decisiones. Aumenta en ellas la anemia en un 9% y si la violencia física es grave, hasta en un 15% de los casos.

Aquel 30 de junio, ella pensó que iba a morir. Pero, a pesar de todo, María está agradecida con Dios por seguir con vida. Ahora, con los USD 318 que gana al mes, paga la comida, luz, agua… "Siempre he mantenido mi casa y ahora con mayor razón porque el padre de mis hijos está en la cárcel". El 15 de noviembre pasado, el hombre fue sentenciado a 12 años y seis meses de reclusión. Tras la tragedia, un familiar le permitió mudarse a su casa y abandonó la vivienda que tenía con su cónyuge. Ahora sus hijos son sus ojos. La hija mayor le ayuda a cocinar y a lavar la ropa. María prepara los almuerzos para sus niños una noche antes.

Sólo me queda animar a las mujeres de Ecuador, como a las de cualquier país del mundo, que denuncien, que se muevan y que actúen. Si lo hacen, podrán evitar que todo esto les suceda el día de mañana a sus hijos.


(base de datos en el diario www.elcomercio.com)

martes, 10 de diciembre de 2013

UN COLOR VALE MÁS QUE MIL PALABRAS

            Color rosa para niñas, color azul para niños. Esta es la absurda idea que se tienen de los colores al asociarlos con la ropa y los atrezzos de los niños y de las niñas. Cada uno tiene que estar separado desde el momento en el que nace.
            Cuando a una niña se la identifica con un color, no sabemos el daño que le estamos haciendo para su futuro.
            El color rosa está íntimamente relacionado con el mundo privado, con los vínculos afectivos, con las interrelaciones personales, con el mundo de lo privado, el sometimiento y la reproducción. Es un color dulce con el que vestimos a nuestros niñas para que incorporen el modelo de “mujercita”. Con ello se les vincula a la dependencia y el sentimiento de autoestima se vincula a agradar a los demás.
            Aún hoy, el hecho de ser madre se antepone al de ser una profesional. Sin ir más lejos, cuando un matrimonio trabaja, quien falta de su puesto es la madre para acudir al médico y atender a sus hijos. Así se está considerando a la mujer como una carga para el empresario. Es una tarea no compartida en la mayoría de las parejas.
            Desde pequeñas nos han enseñado que para ser mujer hay que ser bondadosa, discreta y bella. La discreción hace referencia a la imagen de persona suave y callada, a pasar desapercibidas. La bondad significa cuidar a los demás y hay una gran presión social para que esto se cumpla. El ejemplo claro lo tenemos en la dependencia que ejercen los abuelos y abuelas al ser adultos, al necesitar de una atención que, en un porcentaje altísimo, le dan las hijas antes que los hijos.
            El mandato de que debe ser bella, incluye la orden de que debe ser guapa, delgada, atractiva y eternamente joven. Es la única forma de que sea visible y reconocida en la sociedad.
            Estos estereotipos, acentuados unos y avanzados en su demolición en otros casos, son los que inculcamos con un simple color a las niñas: el rosa.
            Mientras tanto, a los chicos se les asocia con el color azul. Un color que se relaciona con el mundo profesional y público. Está asociado a la producción.
            Se les enseña que la autoestima debe basarse en el ambiente público, principalmente, orientándoles desde pequeños a la motivación de logro hacia el exterior y a no darle importancia al ámbito privado.
            A los chicos se les presenta la vida como un escenario donde deben probar su competencia en el mundo profesional y productivo, mientras que en el entorno familiar se les influye para que sean cuidados y atendidos.
            Los mensajes que reciben son de visibilidad, dominación y superioridad. Por el hecho de pertenecer al “sexo fuerte”, se les tiende a sobrevalorar, sobrexigir e infraproteger.
            Se les permite mayor agresividad y actividad, reprimiendo sus expresiones de debilidad, ternura, miedo, inseguridad o tristeza.
            El color azul del niño está diciendo todo lo anterior.
            Si una niña exige un color azul, un camión como regalo o una caja de herramientas, está demostrando que no es una niña como la que quisiéramos; se le denomina “marimacho” porque sus gustos no están dentro de los estereotipos que la sociedad ha decidido que debe estar.
            Si por el contrario, un niño quiere una muñeca para jugar o le gusta un jersey de color rosa, o demuestra demasiado afecto por los demás, se le tacha de “sensiblero”, poco hombre” o incluso, despectivamente “marica”.
            No debemos olvidar nunca que es la sociedad la que impone estas normas, así pues el ejercicio de bordar es femenino en España, mientras que en Pakistan o Marruecos son los hombres quienes lo hacen y, además, en la puerta de su casa, mientras que aquí es el interior de la misma.
            Construir una casa en Europa es cosas de hombres, mientras que en Vietnam, India o Bali, lo hacen las mujeres.

            Históricamente la mujer se ha asociado con las tareas agrícolas, mientras que hoy en día, es difícil ver una mujer encima de un tractor. Ha cambiado en este ámbito el papel jugado por la mujer, para pasar a ser de los hombres.

martes, 3 de diciembre de 2013

EL CHISTE DEL MALTRATO

            Después de leer las noticias, me pregunto: ¿está de broma la prensa?.
            No puede ser que una concejala, mujer para más inri, perteneciente al Partido Popular de Castilla La Mancha, ejerciendo sus funciones en el Ayuntamiento de Albacete, haya dicho lo siguiente:

La culpa es del ejecutivo del expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de los demás responsables socialistas que han ostentado el poder en Castilla La Mancha: José Bono, José María Barreda, Manuel Pérez Castell y Carmen Oliver (estos dos últimos, exalcaldes de Albacete).


Vemos como los chicos de hoy en día tienen conductas de tiempos pasados y están asumiendo roles que hoy ya no tienen sentido. Se sienten valientes, arriesgados, protectores, fuertes. Vemos por el contrario que las chicas están asumiendo papeles de sumisión", ha declarado Llanos Navarro, quien ha añadido que las chicas de hoy en día "confunden indicadores de control y de dominio de sus parejas con muestras de cariño y de afecto". 

"Algo ha fallado", lamentó Navarro, antes de declarar que "tenemos que reconocer que esta juventud ha crecido bajo el mandato socialista"

            Que nadie piense que esto es una broma, en absoluto. La señora ha lanzado estas declaraciones en rueda de prensa que se pueden ver en youtube, y después se habrá ido a celebrar tal intervención por lo bien que lo ha hecho.

            Tengo claro de donde viene esta visión tan exageradamente absurda de la generación que nos va a preceder. Llanos Navarro nació en 1964, por lo que una buena parte de su infancia la “disfrutó” bajo el yugo de la dictadura.
           
            No hay palabras en el diccionario para expresar la repulsa que me provocan estas declaraciones tan absurdas, de echar la culpa al pasado de los errores del presente; cuando su obligación es, sin ningún tipo de discusión, mejorar la dotación económica de la ayuda a la mujer maltratada, proteger a las víctimas y dejarse de tonterias como la que nos ocupa.
            Todo tiempo pasado, pasado está. Si pensamos como la señora Navarro, dentro de unos años vamos a tener niños pijos y un notable incremento del desfalco y la malversación de fondos públicos, porque es lo que los niños están viendo ahora.

            "El Partido Popular se ha encontrado con esta situación y por ello no nos podemos sentir responsables de las medidas de sensibilización, prevención y de todas las actuaciones que se han realizado para educar en igualdad", ha concluido.

            Señora Navarro, siempre hubo tontos y listos y, sinceramente, no creo que usted esté en la lista de los segundos.



viernes, 29 de noviembre de 2013

VIOLENCIA Y UNIVERSIDAD


            Acaba de hacerse público el resultado de un estudio sobre violencia de género ejercida en el ámbito universitario español. Cierto es que la participación ha sido muy efectiva al haber entrado en dicho estudio un total de 12 universidades de nuestro país (diez públicas y dos privadas) y con un recuento total de casi 4.000 estudiantes que han dado su aportación a este grave problema social que tanto nos acucia.
            Según los datos desprendidos, un 14’3% de las chicas universitarias de nuestro país, admiten que han vivido situaciones de maltrato en su relación de pareja, aunque las justifican a la vez que rechazan que se produzcan.
            En cuanto a los chicos, uno de cada diez estudiantes masculinos reconoce haber ejercido o intentado ejercer algún tipo de maltrato sobre sus parejas y en el 4,3 por ciento de los casos llegaron incluso a golpearlas.
El 10 por ciento de las estudiantes perdonaría a su pareja si sufriese violencia de género,
La mayoría de los estudiantes no cree que en la universidad haya prácticas ni situaciones machistas, aunque dos de cada diez jóvenes se muestra de acuerdo con ideas como que el hombre más agresivo es más atractivo.
Las universitarias que reconocen haber sufrido situaciones de maltrato "a menudo" o "muchas veces" relatan que sufrieron mayoritariamente aislamiento, control abusivo y agresiones verbales.
De las que declaran haber padecido "abuso múltiple", el informe destaca que el 11,7 por ciento de las víctimas se ha sentido obligada a practicar conductas de tipo sexual en las que no quería participar y el 10 por ciento declara que se han difundido mensajes, insultos o imágenes suyas por internet o por el teléfono móvil sin su consentimiento.
Otra de las conclusiones reflejadas en la investigación es que los mensajes de dominio y violencia que se han escuchado a adultos de referencia y el hecho de relacionarse en un entorno universitario percibido como machista incrementan el riesgo de maltrato entre los hombres y también, aunque en menor medida, el riesgo de victimización entre las mujeres.
Respecto a la respuesta que dieron las mujeres maltratadas: rompieron su relación, el 96,9 por ciento; recurrieron a amigas, el 83,6 %; pidieron ayuda profesional, el 77,8 por ciento, y recurrieron a su madre, el 77,4%.
Pero también otras víctimas decidieron olvidarse "para ver si no repite" (7,2% de los casos) y pedirle que no lo repitiera, dándole una oportunidad, el 10 %.
Los universitarios españoles consideran en un 95% de mujeres y un 94% de hombres, que el apoyo psicológico es lo más importante, seguido por el apoyo jurídico, (88% y 91%, respectivamente) y el alojamiento protegido (el 88% de mujeres y el 87% de hombres).
            En vista a este informe son muchas las cuestiones que se pueden plantear, pero lo que nunca me ha gustado de estos estudios son que buscan respuestas a preguntas preparadas, sin dejar un espacio abierto donde especificar las acciones que los estudiantes, en este caso, puedan dar opiniones sobre qué soluciones serían prácticas según ellos.
            Los estudios dan una muestra global, pero el hecho de que en un porcentaje, un 99% esté de acuerdo en algo, significa que ese 1% restante puede ser aquel que cometa el delito, el que siga pensando que la mujer es un objeto a su antojo y, en definitiva, el problema real que hay que perseguir para ponerle solución.
            ¿Qué hacemos con esos datos? Demuestran que, por una parte, conocen el problema, están sensibilizados, que saben qué hacer, detectan el problema, pero una cifra considerable no actúa como es debido.

            Espero ansiosa la segunda parte de algún estudio de este tipo en el que se pongan soluciones, se ataje, se comprometa la persona encuestada a divulgar, concienciar y plantarse ante este grave problema como es el maltrato a las mujeres.

jueves, 28 de noviembre de 2013

HABÍA UNA VEZ....

     Hay mucha gente implicada en erradicar la violencia contra la mujer. El otro día recibía por correo esta preciosa historia que, lejos de pensar que es surrealista, debemos proponerla como meta. Me gusta mucho esta idea de convivencia y, con permiso de su autor, os la dejo para que la leáis. 
     Es un ejemplo de que los hombres también quieren acabar con el maltrato, algunos más que nosotras mismas, y creo que por vergüenza propia de ver lo que su género es capaz de hacer.


Había una vez un país donde todos éramos iguales, donde mujeres y hombres convivían en igualdad de condiciones, donde se compartían por igual derechos y obligaciones, donde al nacer el sexo no condicionaba tu vida. Podías ser lo que quisieras, podías elegir a qué jugar, incluso podías realizar tus sueños, inquietudes o vocaciones sin que nadie cuestionase si eran masculinas o femeninas.
En ese país,nadie se preocupaba de tu sexo, nadie cuestionaba tu capacidad por ser mujer, nadie se sentía ofendido por que una mujer estuviese mas capacitada que un hombre.
En ese país se entendía el significado del “NO” y se entendía que, simplemente, no es no.
Solo por ese motivo, en ese país, no había acosadores, maltratadores ni violadores. Se conocía su significado, se sabía que una persona no es propiedad de otra, y que los golpes no quieren decir 'te quiero', y que cuando alguien pega, insulta, veja o anula emocionalmente a otra persona, no la está protegiendo, no la está queriendo, no está haciendo nada bueno por ella.
Era un país donde quien no comprendía la igualdad era considerado un ser despreciable, un cobarde, un ser que no tenía cabida en una sociedad donde considerar a otro ser humano de tu propiedad, o inferior a ti, estaba condenado con el destierro de por vida.
Un país donde jamas se entendería que en un año murieran más de 70 mujeres de manos de aquellos que decían quererlas, al igual que no entendían que en ese mismo año hubiesen miles de denuncias por acoso, maltrato, insultos y vejaciones hacia aquellos que enamorados de ellas, iban a cuidarlas, protegerlas y mimarlas de por vida.
Desde luego que, si ese país existiera, no se llamaría España. Un país donde todavía queda ese olor rancio a machismo de otras épocas, donde aún se piensa en poseer en propiedad a otra persona. “ Si no eres mía, no lo serás de nadie”, “ Un guantazo a tiempo, evita muchas peleas”... éstas y otras frases parecidas te demuestran la calaña de esas personas y de que estamos muy lejos de aproximarnos a ese otro país, donde nos permiten igualarnos a ellas, sin tener en cuenta nuestras limitaciones, nuestras debilidades, nuestras carencias, como si realmente no hubiese diferencia entre un hombre y una mujer. Y por supuesto que las hay.
                                                                                                                 Ramón


Reflexionemos sobre el país que queremos construir para que nuestros hijos se sientan orgullosos de nosotros.