viernes, 28 de noviembre de 2014

FIN DE LA FIESTA

Ya pasó el día 25 de Noviembre. Ya se conmemoró con todo tipo de actos, el recordatorio de las mujeres fallecidas por esta lacra tan despreciable. Ya se apagaron las luces, y como decía Serrat, "ya vamos bajando la cuesta". Se acabó la fiesta. Se terminó lo que se daba. Se olvidó el tema en muchas instancias hasta el próximo año.
He visto cosas que me han llamado la atención, por ejemplo el hecho de que se celebrara este día con actuaciones musicales, como si se tratara de un festival para conmemorar la alegría de unos cuantos por el hecho. Me resultó verdaderamente aberrante. El carácter real del día se está perdiendo y se está reemplazando por una algarabía de la que en sucesivos años, me temo, veremos convertida en algún espectáculo masificado donde la gente vaya a divertirse.
Me horroriza pensar que a las víctimas no se las trata igual que a otro tipo de asesinatos, como los de la banda terrorista ETA, cuando todo el mundo se movilizaba y salía a la calle, emplazado por las distintas administraciones a nivel nacional, para repudiar el acto. Estas mujeres que mueren lo hacen también bajo  un yugo que, al no ser político, parece que se han relegado a un segundo plano, dejando que sus vecinos organicen manifestaciones, pero donde ni se les da la cobertura necesaria a la noticia, ni la masa sale a la calle.
Durante este día de conmemoración, he visto actos con fotos de políticos que se daban golpes de pecho por ser adalides de una lucha que, en modo alguno, están llevando a cabo.
Los partidos políticos se han echado a la calle para reclamar una atención que está muy lejos de ser real por su parte. Por ejemplo, "madres" de la Ley Contra la Violencia de Género, me han dicho a la cara que el tema ya está controlado al haber sido redactada ésta, organismos y grupos políticos de todo tipo han puesto buena cara, pero enseguida, han dejado el tema y han pasado de propuestas que, desde asociaciones y personas maltratadas, se reclamaban. Aún estoy esperando llamadas prometidas de grupos como el PP, IU o PSOE desde los que se han valorado ciertas acciones que jamás se llevaron a cabo, simplemente porque me negué a afiliarme a ningún grupo político. Las insignias no me dicen nada y de ellas reniego, al menos mientras alguna me demuestre, realmente, su afán de conseguir verdaderos logros para paliar el maltrato en nuestro país.
Las estadísticas, salvajemente falseadas, no reflejan la realidad de mujeres que deberían estar en ellas, y porque no interesa. Se habla de 45 mujeres muertas, en otras instancias de 42 y en algunas de 52. Contar muertes, si se hacen las cosas bien, no debe ser tan complicado; pero claro, si estás gobernando, interesa aminorarlas, mientras que si lo haces desde el lado opuesto, es fácil aumentarlas.
De todas maneras, en esas estadísticas no están los niños asesinados junto a sus madres, ni personas del mismo sexo, puesto que (y esto me ha hecho enfrentarme hasta con los propios colectivos gays) la violencia de género es sólo contra la mujer. Entonces, ¿si una mujer es maltratada por otra mujer, pareja de aquella, es maltrato o no?
Hubiese sido un buen momento para replantearnos un cambio en la Ley. Todo es mejorable, y sabemos que ésta se aprobó con un poco de prisa por apaciguar los ánimos de algunos colectivos, pero también es cierto que a través de esta disposición legal, se están cometiendo delitos por parte de las propias mujeres que en nada benefician a la realmente maltratada. Y eso creo que debería estar penado por esta misma Ley, sencillamente, porque es más rápida en su tratamiento.
Los delitos para hombres maltratados por sus parejas masculinas están dentro del código penal, pero no debemos olvidar que el maltrato entre parejas del mismo sexo, también necesita de un apoyo legal y que a través de la Ley Contra la Violencia de Género, una falta se convierte en delito y es mucho menos permisivo, a la vez que más rápido de sentenciar.
Creo que deberíamos apostar por estos cambios, seguir luchando en nombre de las mujeres asesinadas y exigir a nuestros políticos que hagan algo fuera del día 25 de noviembre. Menos fotos, más actuaciones y amparo de ayudas reales y directas a estas mujeres. Por ejemplo, en Murcia, no hay previsto fondo alguno para favorecerlas, solo a colectivos de inmigrantes y gitanos, pero se han olvidado de las mujeres maltratadas, a pesar de que son miles las denuncias que hay abiertas en los distintos juzgados contra hombres que emplean su fuerza bruta contra ellas.


jueves, 30 de octubre de 2014

FOLLETOS Y FOTOS

En estos días se están aprobando los presupuestos para el año próximo en las diferentes administraciones públicas. Compruebo, a través de las noticias que me llegan, que siguen recortados los datos para paliar la violencia de género.
Si analizamos las actividades que se realizan, observo alguna charla para expertos, un acto en Salamanca donde acudieron 20 mujeres, y la foto en una peluquería de Granada, de altos cargos entregando folletos informativos.
Primero, las charlas para expertos están bien; deben ponerse de acuerdo en cómo actuar, pero deberían ser tan a menudo, que no sea necesario destacarlas en los periódicos de la zona.

Segundo, que a un acto en la ciudad de Salamanca, acudan solamente veinte mujeres para interesarse por el tema, suena a que la divulgación, o es aburrida o cansina, o la gente no se interesa lo suficiente, o que los hombres lo tienen claro. Siempre he dicho, y mantengo, que la mujer conoce sus propios sentimientos, lo que está pasando; pero el hombre no tiene ni idea del sufrimiento que produce, y que sería bueno que, aparte de informar, formar y seguir a mujer maltratada en su calvario, se haga lo mismo con esas parejas que, quizás con un simple examen psicológico, y alguna charla, tengan una actitud menos violenta.
peluquerias
Foto: Radio Granada/ Cadena Ser
Tercero, que una pareja de altos cargos públicos, en Granada, se hagan la foto de rigor dentro de una peluquería, porque van a dejar unos folletos informativos, es una noticia que me avergüenza como mujer. Cuando se habla de que el gremio éste o aquél van a colaborar en la divulgación de información sobre el maltrato, se refieren, simplemente, a que dejan unos panfletos sobre el mostrador y, a lo sumo, un cartel en la puerta. Me parece desolador el acto que se firma con estos colectivos, para comprobar que se hace lo mismo que si de una actuación de circo se tratara. En serio, ¿no se puede hacer nada más? Miles de propuestas me vienen a la mente, pero yo no soy ese alto cargo que presume de cumplir con su cometido, porque ha salido en una triste foto junto a una peluquera que corta el pelo a un chico.
La lucha contra la violencia de género, es mucho más.
Se acerca el 25 de noviembre, día de recuerdo para las víctimas del maltrato, y día de esperanza para aquellas que se atreven a salir de su situación. Es un día donde, supuestamente, habrá movilizaciones. En ayuntamientos, comunidades autónomas e, incluso a nivel gobierno central, se harán folletos y fotos; fotos y folletos. Quizás alguna reseña en portada de algún diario, aunque esto habría que festejarlo, puesto que en los últimos años, solo he visto que se mencione este día, únicamente en un periódico regional y en una esquina. Y nada más.
Mujeres y hombres. Hay que hacer algo más. Todos nos sublevamos cuando sucede un hecho como el ocurrido en Galapagar, Madrid. Que un hombre, con orden de alejamiento, se plante delante de su víctima y le dispare en la frente, es algo que, aparte de conmovernos y culpar a policía, ayuntamiento, concejalías, etc., necesita nuestro apoyo para que estas cosas no ocurran. Si no nos movemos y reclamamos la atención que necesitan esas víctimas, con vehemencia, dudosamente vamos a salir de aquí.
Un gran pacto social donde el que sepa, que hable. Un acuerdo real con colectivos, pero no solo para dejar folletos divulgativos; sino para formar a esas peluqueras que hablan con sus clientas y que sepan que deben denunciar si observan algo raro; a esos taxistas que escuchan confesiones aterradoras; a esos farmacéuticos que expiden productos para curar heridas y saben qué las pueden producir; y así todos los colectivos.
Señores políticos, déjense las fotos inútiles para recavar votos y actúen. Muévanse de una vez y dejen trabajar a quienes quieren hacerlo, porque lo único que están consiguiendo, es que el maltrato se esté convirtiendo en un producto en rebajas.

viernes, 17 de octubre de 2014

NO AVANZAMOS

Ya tenemos los datos sobre violencia de género en España durante el segundo trimestre de 2014.  El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, con sede en el Consejo General del Poder Judicial, así lo ha publicado.
Cifras alarmantes, para echarse las manos a la cabeza, cada año aumentadas, aunque sean en bajos porcentajes, pero sobre las que hay que replantearse muchas cosas.
Si cada campaña de información, cada divulgación de los objetivos de quienes se rasgan las vestiduras, suponen que las cifran van a disminuir porque las mujeres están cada vez más preparadas para afrontar este gravísimo problema, nos damos cuenta de que no es así.

Cada vez que salen las cifras, éstas tendrían que ser menores, sino, algo estamos haciendo y muy mal, rematadamente mal. Son más de diez años de Ley contra la Violencia de Género, y el panorama de mujeres maltratadas no mejora.

Veamos, durante los meses de Abril, Mayo y Junio de 2014, un total de 31.699 mujeres denunciaron, por motivación propia o impuesta, casos de maltrato. ¿Esto puede considerarse normal, si ello representa un aumento del 0’6% respecto a los datos del mismo período del año anterior?.
Aún hay un dato mucho más grave, de esas más de treinta y una mil mujeres que denunciaron maltrato, 4.188 retiraron la denuncia. Este informe no explica los motivos alegados, que imagino que se expondrán a la hora de retirar y archivar la causa; y me pregunto, ¿por qué no se sigue investigando, aunque la víctima retire los cargos?
El miedo puede hacer mucho daño, y más si tenemos en cuenta que si la denuncia deja de existir, cuando ocurre algún caso de maltrato con final fatal, aparecerá como que no existen cargos previos contra el causante.
Otro dato que me llama la atención, dentro del frío maremágnum de estadísticas que ha sido presentado hoy, es la poca implicación de familiares y amigos a la hora de denunciar. No es posible que de las 31.699 denuncias presentadas, solamente un 1’61% fuesen puestas en conocimiento de la autoridad competente, por personas cercanas a la víctima. Debemos de saber que la no prestación de auxilio es un delito, y que podemos ser multados y condenados por no denunciar hechos que ponen en peligro la vida de las personas. Quizás este mensaje debería darse más entre la población, habida cuenta que casi todos conocemos casos y tenemos pruebas de lo que ocurre en nuestro edificio, barrio o vecindario.
Entre las comunidades autónomas con mayor número de denuncias, se encuentran Baleares, Murcia y la Comunidad Valenciana, donde subieron los porcentajes desde un 21’9%, un 18’1% y un 16’6%, respectivamente.

Aún así, viviendo en Murcia y hablando con Ayuntamientos, Diputados Regionales, Directores Generales de la Comunidad Autónoma, observo en propia piel, el poco caso que se da a este problema. El 99% de las personas con cargo de responsabilidad con las que me he entrevistado para ayudar a zanjar el tema del maltrato, “han pasado” directamente del asunto. No interesa este tema y poco más se puede decir. Es evidente que la Administración Pública española no actúa en consecuencia, sino que deja el tema directamente en manos de la Justicia. ¿Dónde está la prevención?

Decir también que, de las 3.671 medidas civiles derivadas de órdenes de protección como de medidas cautelares, solamente el 5’5% fueron de suspensión de la guarda y custodia de los hijos, en el 3’2% de suspensión del régimen de visitas, y en el 0’6% de suspensión de la patria potestad.

La verdad es que las cifras no me cuadran. Demasiados acusados y pocas suspensiones en lo referente a los hijos, observo dictadas. Y eso que España está en el punto de mira de la Unión Europea por permitir que maltratadores acusados en firme, sigan teniendo contacto con sus hijos.
¿Y el futuro, cómo se presenta? Pues, francamente mal. Según el mismo informe, 38 menores han sido juzgados por violencia de género, de los cuales, 31 han resultado con imposición de medidas, mientras que los otros 7, quedaron totalmente absueltos de cualquier responsabilidad.

Tremendo enfado me causa este tema. Por ello, os indico que estoy poniendo en marcha la Asociación contra el maltrato denominada Nilunga, a fin de poder hacer muchas más cosas a favor de las personas maltratadas.

Si queréis más información, mandad un correo a Asociación.ni.ilunga@gmail.com

lunes, 13 de octubre de 2014

CIEN MEJOR QUE UNO

         Cuando una mujer maltratada levanta el teléfono y marca el 016, está dando el paso más importante de su vida, en lo que a relación de pareja  se refiere, en lo que atañe a su propia seguridad y a la de sus hijos, y a reconocer el grave problema que sufre del que , quizás, no ha sido capaz de hablar en muchos años.
            Levantar el auricular y pedir ayuda, es el mayor síntoma de que esa mujer se ha dado cuenta de que su vida no es normal, que le da igual que su entorno lo sepa o no, de que quiere, necesita, enfrentarse al miedo que le acucia desde el primer día que su pareja le levantó la mano, o la insultó.
            Me he encontrado con mujeres que temen hablar. El consabido miedo a volver a recibir golpes y humillaciones, chantajes sobre los hijos, insultos, abusos sexuales…  Ese pánico hace no levantar el teléfono, no marcar el número, no pedir ayuda. Pero después, cuando vuelven a confiar por enésima vez en las súplicas de su pareja, en los llantos forzados, en las palabras de amor que ya resultan malsonantes; es cuando de pronto, sin mediar palabra, reciben de nuevo un golpe o una palabra hiriente. Y entonces lloran. Y entonces piensan en ese teléfono. Y entonces se arrepienten.
            Son muchas las mujeres que se han perdido en el camino por no pedir ayuda. Muchas las madres que han dejado huérfanos a sus hijos. Demasiadas. Las estadísticas no mienten. Los tabiques de muchas casas no son protectores de lo que ocurre dentro, y los vecinos lo saben, y empiezan a denunciarlo.
            Poco a poco se va moviendo la soga que esclaviza, pero aún me preguntan por qué, cada vez son más las asesinadas, más las que denuncian, más las que imploran ayuda y no la reciben, más los hijos que sufren, más los abuelos que lloran…y, sin embargo, a más que salen, que dan la cara, todavía hay muchas más detrás. Porque queda mucho por hacer. La labor diaria es de todos. Todos teníamos que ser condenados si no luchamos contra el maltrato. Deberían esposarnos por permitir que suceda lo que sabemos que ocurre, y callamos.
            La trampa consiste en culpabilizar a los estamentos, a los políticos. Esos están demasiado lejos del problema. Ellos son culpa del problema. No echemos tizones sobre fuegos que no podremos apagar. Nos escudamos en que deben hacerse cumplir las leyes, pero bien que nos apartamos cuando una pareja discute y él levanta su mano sobre su mujer. Damos un rodeo para no ver una riña entre adultos, y si vamos con nuestro hijo, incluso somos capaces de taparle los ojos y los oídos para que no se percate de lo que ocurre. Craso error.
            Debemos educarnos nosotros mismos para saber educar. Tenemos que pedir actuaciones, pero todos juntos. La individualidad en esta causa, hace que perdamos la batalla. Un maltratador se sentirá poco cohibido si sólo oye una voz que le repudia; pero si son muchas las voces que claman contra él a cada paso que da, se sentirá perdido, abrumado, solo; y sabrá que en su guerra no va a ganar

viernes, 19 de septiembre de 2014

TRIBU MOSUO: DONDE MANDAN LAS MUJERES

Al sur de China, en la región del Lago Lugo, aún existe un paraíso. La vida ideal, el entorno perfecto y la calma, son tres de las peculiaridades de una tribu que se llama Mosuo.
En esta tribu es especial en su forma de gobierno, el hecho de que las mujeres son las que gobiernan y toman las decisiones.
También conocido como  el Reino de las Hijas, la Tribu Mosuo existe desde hace dos mil años.
Lo que más llama la atención, es la ausencia de la palabra “padre” en su vocabulario. Quien determina el camino a seguir por los hijos es la madre. La propiedad es pasada de la madre a la hija mayor, y los hijos son tratados como simples habitantes de la casa.
El hombre siempre vivirá en la casa de su madre, incluso después de tener hijos con una mujer, pues es ella la que se encargará de mantenerlos y criarlos.
No existe el matrimonio como tal. Una pareja se enamora, mantienen relaciones sexuales y si ella queda embarazada, el hombre volverá a su vida en casa de su madre, y será ella la que se preocupe de los hijos que tenga; bien con este hombre o con los que quiera, porque la mujer es libre.
Los padres de sus hijos son denominados “amigos” y tienen también la libertad de estar con las mujeres que quiera. No existen los celos ni la propiedad de los hijos. Por consiguiente, no existe el divorcio, porque todo está basado en el respeto de las decisiones de la mujer. No hay bienes en común, ni pensiones que pasar o batallas por la custodia de los hijos.
Tampoco existe la preferencia de que el alumbramiento sea de un varón o de una hembra, se celebra igual y no existe la discriminación de ningún tipo.
La mayor desventaja para un niño es que apenas conoce a su padre. Para él solo existe el concepto madre y es a la que tiene dedicación exclusiva toda la vida.
Mientras la mujer se dedica a los hijos, el hombre se encarga de las tareas políticas. Elegidos por las mujeres, un hombre actúa como portavoz del clan y se encarga de mantener el orden.
El equilibrio de esta comunidad está formado por la labor de ambos sexos. Según las mujeres, los hombres son responsables en cuanto al valor del dinero y tienen mayor capacidad de organización en la tribu. Ellos tienen menor carga de trabajo, puesto que la mayor parte del tiempo la dedican a reunirse o a realizar tareas que les ha encomendado la matriarca, a la que deben pedir dinero cuando lo necesitan, o a sus hermanas. Deben encargarse de la pesca, la agricultura, la caza y la conservación de alimentos para el invierno. Tareas que aprenden de su tío materno.
El día más importante para un Mosuo, no es el día de su boda. Su dia principal es cuando cumplen los 13 años y celebran la ceremonia de la llegada de la edad, donde ya son considerados adultos. Las chicas, desde ese día, tienen una habitación separada dentro de la casa familiar, y ya pueden recibir visitas nocturnas y llevar falda.
La ceremonia de la mayoría de edad se celebra colocándose en el suelo del salón principal, un cerdo seco y un saco de arroz, símbolos de una buena fortuna para la nueva vida. Colocan el pie izquierdo sobre la bolsa de arroz y el derecho sobre el cerdo seco. El arroz significa una buena cosecha y buena vida, mientras que el cerdo representa dinero y prosperidad.
Es en esta ceremonia cuando un Mosuo adquiere el alma, según ellos. Ahora ya son un ser humano y es en ese día cuando tienen su primera experiencia sexual.
Al son de una música, las mujeres y los hombres inician una danza donde es la mujer la que elige, mediante un suave toque con la mano, a quien será  el que duerma con ella esa primera noche.
El único vínculo que tienen estas parejas, son los hijos. Si algún hijo muere, la débil unión que existía entre ambos desaparece. Todos conocen a su madre, pero pocos a su padre.
La noche está para deleitarse con un sexo pasajero, variable, elegido siempre por la mujer; pero al amanecer, cada uno debe volver a sus tareas y no se mantienen relaciones mientras el sol esté en lo alto.
Para terminar una relación, una mujer Mosuo, simplemente tiene que dejar cerrada la ventana por la que entra cada noche su amante, y éste entiende que la relación ha llegado a su fin, sin pedir mayores explicaciones.
El problema actual con el que se encuentran estas tribus actualmente, es con la llegada de los turistas y, sobre todo, de los agentes de turismo, quienes pretenden vender la zona con viajes sexuales, donde hombres de todas partes del mundo acuden, pensando que con un simple chasquido de dedos, la mujer Mosuo se va a tirar a sus brazos. Si a ello unimos la afluencia cada vez mayor de prostitutas chinas que acuden vestidas como auténticas Mosuo para fomentar su negocio, estas prácticas están provocando un malestar general en la cultura de la tribu, quienes no tachan de promiscuas a sus mujeres, sino que les veneran un profundo respeto, y no entienden que el acto sexual sea valorable económicamente.
Aquellos jóvenes de esta tribu que han emigrado para conocer otros mundos, al cabo de unos años han vuelto a su hogar, conmovidos por lo que han visto fuera. Guerras, violaciones, cárceles, luchas de poder; simplemente conceptos que no conocían y que los hace retornar a sus raíces donde se sienten felices.

En los márgenes del lago Lugo, aún pervive uno de los últimos paraísos terrenales.

martes, 9 de septiembre de 2014

LAS ESTADISTICAS DE LA BARBARIE

Intentando pasar un verano relajado, os prometo que no lo ha sido. Todo lo contrario. La barbarie de la violencia de género en España y en el resto del mundo, ha sido brutal. Asesinatos, intentos de homicidios, menores involucrados, peticiones de órdenes de alejamiento, secuestros...Todo un sin vivir para miles y miles de mujeres que sufren esta lacra tan deshumana.
Según el Ministerio de Asuntos Sociales, son 41 las mujeres muertas en nuestro país por violencia machista. Dos casos más en investigación. Total: 43 . Eso sin contar las desapariciones que no han dado prueba alguna de que se hayan producido por un caso de maltrato. Mi contabilidad me dice que son casi 50, pero las estadísticas hay que cuidarlas. Dentro de poco hay elecciones y los números pueden contar no a favor de los partidos políticos.
Me llegan noticias de todas partes del mundo, pero me centro en España, porque cada vez ocurren más cerca de mí los crímenes contra la mujer, las amenazas, los intentos de suicidio por parte de las víctimas. Pero esto no se cuenta. Nadie habla de la cantidad de órdenes de alejamiento que se solicitan; solamente de las que se conceden. Pues para interés público, les indico que más de la mitad de esas órdenes solicitadas por mujeres temerosas de su vida, no se admiten a trámite. Y ahí queda la víctima, a expensas de su maltratador.
En el año 2009, el Ministerio de Igualdad adquirió 3.000 brazaletes antipánico para las mujeres maltratadas. Es ilógico pensar que si hay en España 62.000 mujeres con alguna orden de protección, solamente estén en uso 711 pulseras para ser activadas cuando el maltratador se acerca a su víctima.
Tampoco entiendo que sigan acusándome algunos abogados de que defiendo la Ley de Violencia de Género por encima del Código Penal. Señores, lo digo una vez más y públicamente: La Ley de Violencia de Género imputa a maltratadores con delitos, donde el Código Penal solamente los castiga con faltas. Y hay una notable diferencia. Si los abogados y los jueces siguen por ahí, mal vamos. Jamás una mujer podrá sentirse segura cuando acuda a un juzgado y compruebe que, dependiendo del libro que el magistrado tenga en sus manos, una paliza será castigada con unos meses o unos años de prisión, o simplemente, una multa.
Benditos abogados. Benditos jueces. Benditos hombres. Nuestro destino en sus manos.
Me asusto cuando me encuentro el caso de alguna jueza o de alguna abogada, que también las hay, quienes defienden el Código Penal ante la Ley de Violencia de Género. Sé que es incompleta, pero ahí esta y se aprobó para aplicarla.
Estamos en época de poner en grandes titulares las ayudas económicas para paliar esta lacra. En letras negras de gran tamaño, podemos comprobar cómo las administraciones se rasgan las vestiduras para potenciar a expertos en el tema. Si son expertos, ¿qué más necesitan? ¿No sería mejor apoyar a las víctimas? Darles un espacio, un hogar, una ayuda, una asistencia. Devolverles la dignidad. Hay que darse cuenta que las mujeres maltratadas no son casos de estadísticas, no son fenómenos extraños, no son piedras que unos partidos se arrojan a otros.
La violencia de género continúa. Es como una telenovela mala donde nunca llega el final.