Pero el hecho de que mi vida haya sufrido una alteración sustancial de la que he salido, afortunadamente, lo desgraciado es que el lado de la moneda que señala la lucha que desde esta página emprendo, no solo no ha disminuido, sino que se han silenciado aún más los datos verdaderos, los hechos no se explican, las heridas se silencian, y todo vuelve a una rutina dura donde ya a poca gente le preocupa.
La saturación provoca dejadez y olvido, pero yo ni olvido ni lo dejo. Yo estoy de nuevo para, desde aquí, poder hablar de lo que me duele. Y vuelvo a ello con las fuerzas suficientes que me gustaría tuvieseis vosotr@s también, porque si nos unimos, podemos vencer. Estoy segura de ello.
He sentido el maltrato como un tsunami que se va acercando poco a poco y que va inundando aquellos lugares donde otrora me decían que allí no tenían ese problema, que era algo lejos de sus hogares.
Y mientras los noticieros anunciaban el mismo número de víctimas mortales tras varios asesinatos a mujeres, cuestión que ha dejado ver claramente la manipulación que se hace del tema en los medios de comunicación, influenciados por las necesidades políticas de ocultar la verdad, mi silencio se ha transformado en grito y os animo a continuar gritando, cada vez más fuerte y con las ganas de pasar por encima de todo y de tod@s para estar ahí cuando una mujer lo necesite y un hombre levante la mano o insulte o provoque o acose.
Gracias por seguir estando. Vamos a por un 2017 donde, junto a la Asociacion Ni Ilunga y este blog, podréis saber cómo hacer algo por las personas maltratadas.
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