Hubo un tiempo en este país donde las mujeres se formaron para atender al marido, para estar a su servicio sin salir de casa, y donde aprendían unas normas de convivencia que las retraían a la adolescencia, donde se perdieron unos valores ganados a pulso en la República. Hubo una época donde se dispusieron a las mujeres para ser esposas y madres, y donde se les daban las normas de convivencia y sumisión necesarias para hacer feliz al marido.
Hubo un tiempo que existió en este país la Sección Femenina.
Nacida en 1934, a las órdenes de Pilar Primo de Rivera y creada según las figuras de Isabel la Católica y de Santa Teresa de Jesús, este movimiento social femenino ensalzó la figura de la mujer como perfecto ángel del hogar y pilar fundamental de la familia y los valores tradicionales.
Dentro del ideario de la Sección Femenina, una de sus máximas era "el niño mirará al mundo, la niña mirará al hogar".
A partir de 1940, se obligaba a todas las mujeres con edades comprendidas entre 17 a 35 años, a realizar un período obligatorio de trabajos comunitarios femeninos, durante al menos seis meses. De hecho, todas las maestras de enseñanza debían pertenecer a este movimiento, porque ellas eran las que podían inculcar directamente entre los niños y niñas españoles, la diferencia de comportamientos entre unos y otros; donde se quería adoctrinar a la mujer a unas tareas tradicionalmente femeninas y sometidas a los deseos del hombre.
Esa generación de mujeres marcada por unas normas tan antifeministas, es la que ha perdurado hasta nuestros días, más que a muchos les pese, y son culpables del patriarcado que aún sigue marcado en nuestra sociedad.
Las normas establecidas eran totalmente neardentales, y se basaban, por ejemplo en "Tener preparada una comida deliciosa para cuando tu marido regrese del trabajo. Especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado, placentero." o esta otra: "No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda siempre que es el amo de la casa".
Aún hoy, me he encontrado con personas en la red que alaban la labor que hizo para la sociedad española esta organización. Claro que son hombres en su mayoría quienes aplauden la labor social que hizo la Sección Femenina, porque ellos eran los que ganaban en este caso. Gracias que ese movimiento se disolvió al entrar la democracia en nuestro país.
Saliendo de nuestras fronteras, me encuentro con un resumen de la revista "Click Photo-Parade", de EEUU, donde en un número de 1936, explicaba cómo debían comportarse las señoritas para ser decentes. No tiene desperdicio.
-Poniéndose guapa para él: Vístete en el vestidor para mantener tu encanto. Estate preparada para salir cuando tu cita llegue; no le hagas esperar. ¡Salúdalo con una sonrisa!"
-Sentándose correctamente: No te sientes con posturas desgarbadas, y nunca aparentes estar aburrida aunque lo estés. Mantente atenta y si mascas chicle (no recomendado) hazlo en silencio, con la boca cerrada.
-A la hora de maquillarse: A los hombres no les gustan las mujeres que les piden prestado su pañuelo y lo manchan con pintalabios. Maquíllate en privado y no donde te vea.
-Cierra la boquita, va a hablar el hombre: Las mujeres descuidadas no atraen a los caballeros. No hables mientras bailas; cuando un hombre baila es que quiere bailar.
-No vayas sin sostén: Si necesitas sostén, lleva uno puesto. No le pegues tirones a tu faja, y cuida que tus medias no estén arrugadas.
-El espejo retrovisor no es para maquillarse: No uses el espejo retrovisor del coche para arreglar tu maquillaje. Los hombres lo necesitan para conducir.
-El cariño en privado: No te muestres familiar con tu acompañante acariciándole en público. Cualquier muestra de afecto en público se considera de mal gusto, y normalmente, le resultará vergonzoso o humillante.
-Recuerda a quien perteneces: No te muestres familiar con el camarero hablando sobre lo mucho que te divertiste con otro alguna otra vez. Tu hombre merece y desea tu entera atención.
-Tus intereses no son importantes: No hables sobre ropa ni intentes describir tu nuevo vestido a un hombre. Agrada y halaga a tu cita hablando de lo que a él le apetece hablar.
-Recuerda que hablas con un macho: No seas sentimental o intentes hacerle decir lo que no quiere manejando sus emociones. A los hombres no les gustan las lágrimas, especialmente en sitios públicos.
-No bebas, eso es cosa de hombres, tú puedes parecer una estúpida: No bebas demasiado, pues un hombre espera que mantengas tu dignidad durante toda la tarde. Beber tal vez haga a algunas mujeres parecer inteligentes, pero la mayoría se vuelven tontas"
-No calientes al personal: No llames la atención hablando con otros hombres. El colmo es pasarse con la bebida. ¡Lo único que conseguirás es que tu cita no te vuelva a llamar nunca más!.
Aquí se puede comprobar claramente que la idea de la mujer como posesión del hombre, gerrminó en los años cuarenta y cincuenta, en una sociedad machista que interesó tanto a los hombres por su comodidad y posicionamiento social, que aún cuesta mucho eliminar en algunos sectores.
No es cuestión de machismo ni de feminismo. Es cuestión de fomentar los valores personales y de eliminar ciertas conductas que, por muy protocolarias que sean, eliminan la figura de una de las partes; en este caso a la mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario