Pasado el día de la foto, como le suelo llamar
al 25 de noviembre, empiezan a publicarse medidas, datos e intenciones que ya
veremos si dentro de un año se han cumplido.
Por ejemplo, en cuanto a datos se refiere,
empiezan a preocupar los de las elevadas retiradas de denuncias interpuestas
por mujeres maltratadas, y se pretenden estudiar las causas a las que las
mismas son debidas. En Andalucía se han producido un total de 3.466 de renuncias
durante el pasado año, un 12’81% del total de las interpuestas que fueron 27.056. Son muchas, demasiadas y este dato asusta. Por ello,
la Consejería
de Justicia e Interior de dicha Comunidad, va a realizar un seguimiento del porqué
ocurre esto.
Se cree que tal cantidad de renuncias se deben al desconocimiento de las
víctimas del proceso judicial que inician. Todo parece fácil desde fuera. Llamar
es el primer paso, y el más sencillo, pero luego hay que comparecer, convivir
con el maltratador mientras no se dicte resolución y enfrentarse a él. Demasiado
complicado para una mujer que necesita, primero salir del entorno, que se le
proteja y, segundo, facilitarle una ayuda que muchas veces tarda demasiado en
llegar.
Es necesario que la víctima se sienta segura,
cosa que no ocurre una vez interpuesta la denuncia; de hecho, el último caso
conocido de asesinato por violencia de género en Melilla, la mujer acudió a su
agente de seguridad para informarle que se sentía amenazada por su ex pareja y
ahora aparece muerta.
Se divulga el tema con folletos explicativos
donde se facilitan los trámites para que estos sean entendibles por todas las
clases sociales, pero el problema no está ahí. El problema reside en que, más
explicados o menos, los procedimientos son los mismos. Si una persona es
acosada, maltratada, repudiada, violada por su pareja o ex pareja y se enfrenta
a un sistema judicial obsoleto, demasiado burocrático y extremadamente lento, a
pesar de que la Ley Contra la Violencia de Género ha
agilizado los tiempos, el desánimo aparece y se cuestiona el retirar la
denuncia. Hay tiempo para reflexionar después de un maltrato y eso provoca que
la mujer se sienta mal y decida no seguir por el camino más indicado.
Si protegemos al víctima, ganaremos todos.
Esperaremos el resultado del estudio que, como
siempre, se verá interrumpido por más retiradas de denuncias y asesinatos.
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