martes, 18 de marzo de 2014

¡ESPEREMOS A VER CUANTAS MUEREN!

Ya nadie se asusta cuando aparece en los medios de comunicación, un nuevo caso de violencia machista. La costumbre hace que la inclusión de una nueva noticia del asesinato de una mujer a manos de su pareja o ex pareja, sea como leer que alguien vende un coche de segunda mano.
La costumbre, unos de los pilares de la ley que nos rige, parece que está haciendo acto de presencia demasiado a menudo y nuestra pasividad, también.
¿Qué pasa por la mente de un asesino? ¿Cuánto odio puede haber en el alma de ese personaje que es capaz de engañar a una persona a la que, supuestamente, se ha querido, para que acuda a su domicilio con el chantaje emocional de que sino lo hace se va a quitar la vida, para luego, quitársela a ella?. Es lo que ha sucedido en el caso de la víctima de ayer en Madrid.
El concepto de amor, el sentimiento de amar, se confunde con el de posesión. Querer a una mujer es dejarla libre, es compartir, dialogar, enfrentarse a los problemas juntos y disfrutar con las nuevas oportunidades; pero el hombre que tiene tan arraigado el concepto de propiedad, quizás proveniente del "hasta que la muerte os separe", traslada a su enajenación mental la tortura y el homicidio para que su "objeto" no pueda ser nada más que suyo.
La mente es un complejo mundo donde las sensaciones, emociones y pensamientos no se pueden analizar. No hay un perfil, no hay etiquetas para identificar a un posible asesino, pero sí hay una pista si sucede una vez. Alguien que maltrata una vez, volverá a hacerlo tarde o temprano. Igual que el violador, la reincidencia puede aparecer en cualquier momento. La bestia está dentro. Por ello, no creo en la reinserción del maltratador, no pienso que nadie, igual que no se puede detectar cuando va a cometer un acto tan repugnante, ningún especialista puede apreciar signos de restablecimiento en un asesino.
Pero esto lo analizaremos otro día, porque hoy me indignan ciertos comportamientos como el de la Delegada del Gobierno para la Violencia de Género, Blanca Hernández, quien ha salido a la palestra, obligada por su cargo, a decir que el Gobierno trabaja sin parar para erradicar esta lacra. También ha comentado que hay que tener "prudencia" ante el hecho de que en 2014 haya cuatro víctimas más que en el mismo período del año anterior, o tres más que en las mismas fechas de 2012, porque, precisamente ese año, concluyó con el menor número de mujeres asesinadas (52) desde que existen estadísticas oficiales.
"Habrá que ver cómo evoluciona el año" ha dicho Hernández. Y luego se ha ido a su despacho. Por Dios, que una víctima, y lo he repetido hasta el infinito, es suficiente para comprobar que la Ley no funciona. No hay que esperar a ver como evoluciona el año, que las mujeres son personas que no tienen los medios, la ayuda y la forma de salir de ese infierno. Me parece vergonzoso salir a decir semejante barbaridad y se comparar a una mujer con un dato estadístico. A ver qué pasa. ¿Pues qué va a pasar? que habrá más mujeres muertas, pero tranquilos, que saldrá esta señora, u otra, y nos dirá que esperemos a ver los resultados. Mientras tanto, aumentarán las estadísticas, tendremos más excusas para justificar el trabajo de la administración y todo su maremágnum de expertos y esperaremos, impávidos, al resumen de final de año.

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