martes, 28 de mayo de 2013

MARIA DEL CARMEN, MUJER CORAJE


          La Constitución Española dice que todos somos iguales ante la ley, que tenemos los mismos derechos y obligaciones para respetar esta y para que a todos, independientemente del ámbito social, cultural y económico del que proceda, estemos amparados por las actuaciones judiciales. Pero no es así.
Cada vez que la sociedad sale a la calle para pedir algo que el pueblo llano, muchas veces más inteligente que quienes nos dirigen, considera escandaloso en la ejecución de las normas aplicables a algunos casos judiciales, rara vez se le atiende. Parece como si fuese una lotería el hecho de indultar a quien no tiene un apellido ilustre, no ha sido defendido por despachos de letrados afines al poder, no es amigo de algún político o miles de hechos más que hacen que no todos seamos iguales ante la ley.
Mi indignación es alta teniendo en cuenta el hecho que se han pasado por el forro los políticos de este país.
María del Carmen, una mujer que un buen día manda a su hija a comprar el pan en el pueblo de Benejuzar (Alicante) y esta chica resulta asaltada por un energúmeno quien la viola a plena luz del día. La chica acude corriendo a su casa, destrozada ante lo que le acaba de ocurrir y, junto a su madre, sin demora presentan denuncia en el juzgado. El bestia es arrestado, condenado y cumple prisión hasta que obtiene un permiso carcelario. Mientras, Mª del Carmen entra en una depresión al culparse por haber enviado a su hija a hacer un recado y terminar el día con lo que sería un cambio radical en su vida. Se le diagnostica un trastorno mental del que, a fecha de hoy, se le considera irreversible considerándolo crónico.
Mientras intenta hacer su vida normal, y bajo supervisión médica, un buen día entra en un establecimiento del pueblo y alguien le saluda con una sonrisa Es él, el violador de su hija, a quien la justicia ha puesto en libertad sin avisar siquiera a su víctima de que tendría que convivir con él de nuevo cerca de su domicilio. Sin pensarlo, Mª Carmen sale de allí completamente ida por la rabia y lo más cercano que encuentra es la gasolinera. Compra una lata de gasolina y vuelve al lugar donde estaba charlando tranquilamente el culpable de su dolor. Le rocia con gasolina y le prende fuego. Este energúmeno muere poco después a consecuencia de las quemaduras sufridas.
Mª Carmen es condenada a nueve años de prisión. Se revisa su condena y se le rebaja a cinco años, a pesar de todos los atenuantes que existen (trastorno mental, libertad sin notificar del agresor...)
El pueblo sale a la calle y piden con miles de firmas el indulto al Consejo de Ministros. Es denegado.
¿Por qué? Sencillamente porque pienso en todo lo que dije al principio. Mª Carmen es una desconocida en los cargos de poder, no tiene influencias políticas ni nadie quien la ampare. Simplemente es una pobre mujer que se siente culpable por lo que le pasó a su hija, por la muerte de sus padres acuciados por la pena, según ella, y porque ahora con su ingreso en prisión, destruye una familia.
Mª Carmen, yo hubiese hecho lo mismo.

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