"Quise levantarme esta mañana, pero no podía. Notaba el sol que se colaba por la ventana, apagado, como que no brillaba. Aún siendo a finales de julio, no siento calor. He tenido escalofríos durante la madrugada, he dormido sola y todo ello me ha llevado a dejarme acurrucar por las sábanas y pasar de activarme.
No oí la puerta cuando Iván salió. No daría fuerte, como otras veces. Ahora sabía que cuando volviera todo seguiría igual.
Yo he sido siempre una mujer fuerte, al menos era lo que creía. A fin de no provocar discusiones, he cedido en muchas cosas, incluso aquellas que forjaron mi personalidad cuando la vida empezó a golpearme. Ahora me doy cuenta que he dejado de ser yo para convertirme en el muñequito de un llavero que baila al antojo de otra persona. No me reconozco.
No sé cuándo empezó mi cambio, ni cómo. Lo que si tengo claro es que me he perdido por querer demasiado a mi pareja. Me encuentro dentro de un laberinto del que no encuentro la salida.
Anoche Iván me pegó. Sé que a lo mejor me lo merecía, que tenía razón, pero me pegó y eso ha abierto una brecha entre los dos que no sé cómo solventar. En el fondo, sabía que eso podía llegar porque no es la primera vez que levanta la mano, aunque ésta termina dando en la mesa o en la pared, pero anoche me alcanzó, y aunque solo fue un tortazo del que no guardo señal, es un roto dentro de mí que tengo que afrontar.
Hace ya algún tiempo que las cosas no están bien, que me grita, que no me deja acudir con él a ciertos sitios donde van sus amigos porque no estoy a la altura, y será cierto porque son todos académicos y gente con un lenguaje tan culto que me hace sentir fuera de lugar. También con el tema del dinero se ha puesto incómodo conmigo, pues dice que gasto demasiado. Y será cierto. Me he propuesto cambiar mi aspecto para gustarle y quizás gaste mucho y la economía doméstica se resienta. A veces le he pillado mirándome el móvil con la excusa de buscar un contacto en mi agenda, pero luego me doy cuenta que lo que ha estado haciendo es consultar mis mensajes y las llamadas. Eso no me molesta porque pensar que tu pareja tiene celos no es malo, es señal de que te quiere.
Iván, eres mi compañero y te quiero, pero no me hagas esto.
Voy a salir y comprarle un regalo, quizás su perfume preferido. Seguro que todo volverá a su cauce y se dará cuenta que no debe actuar así conmigo, pero tengo que hacérselo ver con cariño, no puedo ponerme hecha una fiera cuando es él el que me mantiene y me guia. ¡No sé qué haría sin su ayuda! Lo es todo para mí, y sin él no podría vivir. Decidido, me levanto y sigo viviendo con esos trozos que me da porque con ellos soy feliz."
(?)
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