Parece que algunos miembros del sistema judicial español no
ve con buenos ojos que un maltratador sea acusado de amenazas, intento de
homicidio, ni de maltrato psicológico sobre su pareja o ex pareja.
Estamos volviendo atrás en cuanto a decisiones fiscales se
refiere. Por un lado, Iris Francés, la última víctima de violencia de género
asesinada en plena calle esta semana pasada en Tenerife, acudió varias veces a
poner denuncias ante la comisaría correspondiente, la última quince días antes
de su asesinato, y recibía asistencia psicológica de los Centros de la Mujer
del Cabildo Canario. Aún así, el juez desestimó su petición de ayuda y denegó
la orden de alejamiento que pudo haberle salvado la vida.
Y ante esto nos preguntamos, ¿no es el juez cómplice en el
asesinato de Iris?, ¿no pidió un informe de los servicios psicológicos que la
atendían?, ¿no cree que el maltrato psicológico es tan mortal como el físico?
Son muchas las cuestiones que el Consejo General del Poder
Judicial debería responder y abrir expediente a este señor que, tranquilamente,
seguirá durmiendo sin tener en su conciencia peso alguno sobre este asesinato.
Iris pidió ayuda, hizo lo que la administración no se cansa
de repetir: DENUNCIA, pero para qué si luego ante el juez puedes estar
falseando la verdad e incriminando a una persona que es inocente, hasta que te
mata.
Pero no fue solo Iris quien denunció y se apagó su voz en
una sentencia que luego no fue condenatoria, teniendo que vivir con el
maltratador haciendo lo que le viene en gana. Si el sistema judicial no abre
los ojos, jamás podremos hacer nada para salir de este horrible problema que,
junto a los políticos, parece que solo sirve para recriminarse unos a otros su
actuación y seguir con los brazos cruzados.
También la semana pasada, la Audiencia Provincial
de Murcia, tras un año en espera para la resolución del juicio contra un
individuo de la localidad de Bullas acusado de rociar con gasolina a su ex
pareja, sobre el que pesaba una orden de alejamiento quebrantada, y que no
consiguió su propósito porque el mechero que portaba no hizo llama, fue acusado
por dos de tres votos. El tercero en discordia fue el juez Morales, quien
aseguró que probablemente fue la propia mujer la que se roció con gasolina y
que nadie había aportado a la causa el famoso mechero…un año después.
Quizás lo que vió el hijo menor de edad de esta pareja, que
fue quien forzó a su padre a salir del domicilio y no fue hecho suficiente para
que este magistrado acusara al maltratador.
Parece ser que en nuestro sistema de defensa hay que esperar
a que te peguen una paliza donde quedes muy grave para poder acudir a denunciar
y que el juez te escuche y que, además, esto ocurra cuando la justicia quiera,
es decir, con las fuerzas de seguridad presenciándolo, con vecinos viéndolo y aún
así, se le llamará para colmo de males, presunto.
Y luego hablamos de lo desarrollado que está nuestro país. No
hay más que ver la diferencia en algunos actos con lo que pasa en Buenos Aires,
por ejemplo, donde la policía municipal se pasará cada 72 horas máximo, por
aquellos domicilios donde haya constancia o haya habido de malos tratos, sin
necesidad de que la víctima les llame, para saber cómo se encuentra y si el
maltratador ha vuelto a molestarla.
Actuar no es solo hablar, señoras y señores. Actuar
en moverse y evitar muertes, pero eso parece que no es suficiente para quienes
pueden evitarlo.
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